lunes, 16 de diciembre de 2019

MUPAPA el primer Museo Paleontológico de la Costa Caribe

Un recorrido prehistórico en el Museo de La Peña

Fósiles de especies de la megafauna que habitaron zonas del Embalse del Guájaro hace más de 10.000 años se exhibirán en este espacio paleontológico del Atlántico.

Cerca del 10% de las piezas de la colección estarán exhibidas en el museo. Luis Rodríguez Lezama

Una caverna, de cielo rocoso y agrietado, transporta al visitante a más de 10.000 años atrás. A la prehistoria.
Hace varios milenios, recorrían espesos bosques, valles y planicies, animales como megaterios, mastodontes, gliptodontes, smilodontes—conocido como tigre dientes de sable—, entre otras especies de la megafauna. 

Estos colosales ejemplares que poblaron el planeta entre los periodos Mioceno y Pleistoceno fueron también parte de este territorio. Muchos restos fosilizados de estas especies permanecen aún bajo el suelo del Atlántico.

De espaldas al embalse del Guajaro, en La Peña, corregimiento de Sabanalarga, abre hoy sus puertas el primer Museo Palentológico del departamento y la región.
Vértebras, molares, mandíbulas y diferentes materiales óseos de estas especies extintas se exhiben en vitrinas como evidencia de los cambios de la Tierra y la adaptación evolutiva de los seres vivos que la habitaron.

¿Por qué La Peña?. Según el antropólogo Johnny Meca Ospina, coordinador del proyecto, deben producirse diferentes factores biológicos y químicos en unas condiciones específicas para que ocurra el proceso de  fosilización, La Peña tiene muchas características minerales en su suelo que favorecieron dichos procesos. Entre estas, quizá la más importante es que en algún momento fue zona costera.

“Lo que sucede con todos los sitios del país en los que hay alto potencial paleontológico es que en algún momento estuvieron cubiertos por mar. Por el movimiento de las placas tectónicas, lo que era Costa hace miles de años se transformó en el centro del país. Algunos movimientos originaron qué territorios como en el que está el Embalse del Guajaro hoy en día, fueran partes elevadas y después quedarán en depresiones”, explicó.
Según Meca, lo más probable es que estos animales de gran tamaño quedaran “atrapados” durante el Mioceno en estos territorios. Por factores como los cambios climáticos y la falta de alimento fueron muriendo y quedando aislados entre los sedimentos de un suelo rico en minerales. Fue así como  se dio el proceso de fosilización.

“Esto hizo que se preservarán sus restos hasta nuestros días, y miles de años después pudiéramos observar parte de la megafauna que pobló el Caribe colombiano”, apuntó.

Este fenómeno no se dio exclusivamente en el Caribe. Otras regiones del país como Villa de Leyva o el desierto de la Tatacoa, en el Huila, son las zonas con mayor potencial paleontológico descubierto hasta ahora en el país.


Sueño materializado. Cuando el profesor de Ciencias Sociales, Luis Arjona, empezó a dictar  clases de Geología en la Institución Técnica Educativa de La Peña, hace 23 años, sus estudiantes comenzaron a llevarle piezas “desconocidas” de lo que parecían ser animales prehistóricos halladas entre cultivos de yuca o ñame.

Primero fue un hueso, luego partes de dientes, hasta que terminó con una colección de más de 3.000 piezas que hoy hacen parte de la exhibición y reserva  del museo reserva  del museo Mupapa.
“El profesor”, como le llama el grupo de semilleros de investigación, desarrolló una pasión por todo ese universo al que se enfrentaba en ese pequeño corregimiento del Atlántico.  Fue así como encontró la ayuda del paleóntologo argentino Ricardo Pasquali, un fallecido investigador del departamento de Paleontología de Vertebrados del Museo de La Plata en Buenos Aires, quien les guió en la identificación de las piezas.
“Hemos encontrado evidencia de que en este territorio existió el tigre dientes de sable, mastodonte, toxodon, que hoy conocemos como un hipopótamo, megaterio, un oso perezoso de 6 metros de altura. Hace 2 meses encontramos las mandíbulas de un Purussaurus, un caimán del tamaño de un bus de Brasilia. Tenemos especies mucho más antiguas del período cretácico, moluscos, caracoles, estrellas de las formaciones de los océanos y fragmentaciones de los continentes”, dijo.

Arjona, explica que estos hallazgos han sido “accidentales” debido a que en el corregimiento todavía no se ha realizado una excavación por el elevado costo  que tienen estos procedimientos.
“No tenemos los recursos para iniciar el proceso de excavación, pero ahora todo este trabajo quedará a cargo del Instituto Geológico”.

Museografía. El museo tiene forma de cueva prehistórica “que el visitante va a poder explorar como si estuviera en el medio”. Además de la sala de exhibición permanente contará con un aula multipropósito, para dictar clases y albergar exposiciones temporales. En el segundo piso tendrá una zona de reserva y un espacio administrativo. Por último, contará con un patio tropical acondicionado para ofrecer a los visitantes comida típica de cara al paisaje del embalse.

La construcción del museo fue posible gracias a la inversión de la Secretaría de Cultura y Patrimonio del Atlántico, liderada por la jefe de esta cartera, María Teresa Fernández. Además, contó con el apoyo técnico del Museo de Antropología de la Universidad del Atlántico. La taquilla oscilará entre los 6.000 y 10.000 pesos.
Hoy, el profesor recuerda entre risas el día que tuvo que salir del colegio con pesadas cajas de fósiles acompañado de sus estudiantes para alquilar una casa donde  guardar las piezas.


Un nuevo rector le pidió desocupar el salón donde estaban reservadas porque esos huesos  ocupaban un lugar “innecesario” en la escuela. Ad portas de inaugurarse el primer Museo Paleontológico del Atlántico, cree que valió la pena porque fue una manera de lograr que los niños  del corregimiento se interesaran por la ciencia. “En La Peña todos los niños saben qué es un fósil, conocen la parte ambiental y les gusta investigación. Hemos tenido percances, la inundación se llevó muchas piezas, pero esta es una oportunidad para darle algo de esperanza a estos jóvenes de escasos recursos”, concluyó.


Referencias:

Keryl Brodmeier. Un recorrido prehistórico en el Museo de La Peña. Fuente: Periódico El Heraldo 30.11.2019 (https://www.elheraldo.co/medio-ambiente/un-recorrido-prehistorico-en-el-museo-de-la-pena-684345) [Última consulta 16.12.2019].




Museo Paleontológico de La Peña, primero de la región Caribe

El centro de investigación, ciencia y formación está ubicado en La Peña, corregimiento de Sabanalarga
Ubicado a la orilla del embalse del Guájaro, el nuevo Museo Paleontológico de la Peña Atlántico (MUPAPA) fue entregado por el gobernador Eduardo Verano de la Rosa para que los atlanticenses y turistas puedan apreciar la historia de millones de años de nuestro departamento y Suramérica.

El MUPAPA, ubicado en el corregimiento de La Peña (Sabanalarga), tiene un área de 210 metros cuadrados y se convierte en el primero con temática paleontológica en toda la Región Caribe. Cuenta con una de las colecciones más grandes de piezas por cantidad y calidad.

“Estamos muy complacidos de tener un museo paleontológico de la envergadura del que inauguramos en La Peña, con todas las piezas de fauna y flora de millones de años atrás que han sido descubiertos en los alrededores del embalse del Guájaro”, expresó el mandatario de los atlanticenses.

210 metros cuadrados de mucha historia.Foto: Gobernación del Atlántico

Agregó que el museo tiene piezas invaluables que reflejan los orígenes de nuestro departamento, Suramérica y la evolución de la humanidad misma. “Hay mandíbulas, huesos, dientes de animales, así como flora fosilizada que han sido debidamente documentadas y analizadas, un tesoro que hace de este museo algo único y al alcance de todos. No tenemos que ir a otros países para ver colecciones de gran magnitud e importancia científica”, dijo.
El proyecto del MUPAPA contempló el diseño e implementación de una nueva propuesta museológica y museográfica, dotación y adecuación del espacio, acciones de conservación preventiva de la colección y formación de públicos, divulgación y apropiación social del patrimonio cultural.

“Este museo tiene una importancia inmensa, ya que no solo brindamos un lugar para que las familias atlanticenses y visitantes tengan un rato de esparcimiento, sino que es un espacio para la educación y se genere un semillero de investigación entorno al tema paleontológico en el departamento”, comentó la secretaria de Cultura y Patrimonio del Atlántico, María Teresa Fernández.

Destacó además que el MUPAPA incluye como valor agregado un área gastronómica. “Tenemos un gran kiosko a orillas del Guájaro que impulsará y resaltará la riqueza gastronómica de esta zona del Atlántico, junto al atractivo turístico y ecológico de este gran embalse”, dijo.

La funcionaria indicó que en la adecuación del museo la Gobernación del Atlántico invirtió $100 millones para dotarlo de la infraestructura adecuada para la conservación y exhibición efectiva de su colección: una sala de exhibición permanente, un salón multimedia para conferencias y exposiciones temporales, una zona de reserva para el material no expuesto y un área administrativa.

El material fósil que se encuentra en el museo  ha sido recuperado por un grupo de personas encabezado por el profesor Luis Arjona Polo, quien con otros docentes y estudiantes voluntarios del corregimiento se han encargado de proteger el legado paleontológico de la zona.

210 metros cuadrados de mucha historia.Foto: Gobernación del Atlántico

“De las 19 entidades museales del país que exhiben patrimonio paleontológico solo una, el MUPAPA, está en la Región Caribe. Aquí tenemos restos de cinco mamíferos encontrados en esta zona, como el colmillo del tigre diente de sable; los molares, fémur y costilla del mastodonte; fragmentos de diez vértebras del megaterio,  dos fragmentos de mandíbula del purosauro, entre otras piezas encontradas en la zona del Guájaro”, explicó el director del museo, Luis Arjona Polo.

Para Cindy Puche, quien en su adolescencia hizo parte del grupo de investigación de paleontología de La Peña, este museo es un excelente lugar para los amantes de la ciencia.

“Este es un proceso muy hermoso que hemos vivido en La Peña, un anhelo cumplido desde niños cuando veníamos al Guájaro a explorar y buscar fósiles.  Desde pequeña quería saber cómo fue nuestro pueblo en tiempos pasados, y cuando leía sobre los mastodontes y otras especies me llamaba la atención en cómo pudieron existir animales tan grandes en el Atlántico. Es importante conocer nuestra historia y este lugar va a despertar en los niños el interés por saber de nuestros orígenes para llegar a tener grandes paleontólogos y científicos”, señaló.

El Museo Paleontológico de la Peña Atlántico es una de las 455 obras gestionadas por el gobernador Eduardo Verano, durante su Plan de Desarrollo ‘Atlántico Líder’ 2016-2019.


Referencias:

Museo Paleontológico de La Peña, primero de la región Caribe. Fuente: Zona Cero 15.12.2019 (http://www.zonacero.com/generales/museo-paleontologico-de-la-pena-primero-de-la-region-caribe-139736?fbclid=IwAR32k_EIptABEddTVfuXuMBXF7j-eugHGbXMs0pUGDsnp8XnqbJABc56UtE) [Última consulta 16.12.2019].


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domingo, 8 de diciembre de 2019

El paleontólogo Carlos Jaramillo, entre los personajes del año 2019


Carlos Jaramillo, el poder de la curiosidad

Con fósiles rescatados durante la excavación del Canal de Panamá, en el desierto de la Tatacoa, el norte de Colombia, entre otros lugares, este científico está revolucionando la paleontología del continente.
En enero de este año el investigador Carlos Jaramillo Muñoz, del Instituto Smithsoniano de Investigaciones Tropicales, les puso una cita a los mejores paleontólogos de Colombia y algunos internacionales en la mitad del desierto de la Tatacoa. Unos 50 de ellos respondieron al llamado del jefe de la tribu, aunque eso implicaba robarles días a sus vacaciones oficiales y cambiar la comodidad de las casas y la compañía de las familias por madrugadas, trasnochadas, picaduras de mosquitos, camas incómodas y un calor infernal.

A pesar de que las exploraciones científicas en busca de fósiles se remontan a 1926, una gran parte de esta cuenca el departamento de Huila sigue inexplorada. Carlos calcula que de los más de 30.000 fósiles que podrían llegar a descubrirse, el conteo va apenas por los 1.000. Ahora que él ha lanzado la provocación y coordina expediciones a esta zona, tal vez la tarea pospuesta se complete y de ahí emerja un conocimiento más profundo de la biodiversidad que existió en este rincón del continente hace más de 10 millones de años.

Carlos Jaramillo es geólogo de la U. Nacional, especializado en la U. de Missouri y la U. de Florida. En la actualidad es investigador permanente del Instituto Smithsoniano de Investigaciones Tropicales. / Felipe Villegas

Hay muchas razones para nombrar al geólogo Carlos Jaramillo como uno de los personajes del año de El Espectador. Como investigador del Instituto Smithsonian publicó 18 investigaciones este año en revistas de primer nivel, un alto ritmo de producción científica que mantiene desde hace varios años. 
En esas publicaciones está plasmada una parte de los hallazgos de las excavaciones que comandó durante la ampliación del Canal de Panamá y están permitiendo entender el flujo de especies y la conformación de ecosistemas del continente americano hace millones de años. (Lea una entrevista con Carlos Jaramillo: “Cuando el planeta se calienta la biodiversidad en el trópico aumenta”).

En septiembre, Carlos ganó el Premio Alejandro Ángel Escobar en la categoría de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales por liderar un grupo de 20 investigadores e ilustradores que elaboraron el libro Hace tiempo. Un viaje paleontológico ilustrado por Colombia. Se trata de un trabajo que, como resaltó el jurado, resume la historia de la vida en nuestro territorio y que es innovador en su formato infográfico y en la forma de presentar la información a través de ilustraciones y textos sintéticos y explicativos”.
Pero las razones para nombrar a Carlos como uno de los personajes del año las conocen mejor que nadie sus colegas y discípulos.
“Diría que entender la complejidad es tal vez lo que más lo caracteriza y lo particular de él”, dice Natalia Hoyos, directora del Departamento de Historia y Ciencias Sociales de la Uninorte.

Jaime Escobar, investigador de la Uninorte, dice que para Carlos “no existen preguntas o proyectos imposibles. Es además un enamorado de la educación y de la entrega del conocimiento aprendido a nuevas generaciones”.

Brigitte Baptiste, rectora de la Universidad EAN, lo califica como un “científico riguroso hasta los tuétanos e infinitamente generoso con su conocimiento, pese a su escepticismo por el futuro de la humanidad”.
Edwin Cadena, de la U. del Rosario, tampoco ahorra elogios: “Maestro, fuente de inspiración y científico excepcional que transformó la forma de entender el origen y la evolución de la vida en el norte de Suramérica”.

Fabiany Herrera, del Jardín Botánico de Chicago, cree que Carlos “revolucionó la paleontología en Colombia y su legado enriquecerá muchas generaciones de geólogos y biólogos en el país y en toda Latinoamérica”.
En cada puerta que uno toca preguntando por Carlos solo encuentra admiración y agradecimiento. Luz Helena Oviedo, quien lo acompaña en las tareas de divulgación científica desde el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, dice que “Carlos te hace estallar la cabeza. Inspira con sus preguntas, los retos que propone, el ejemplo, su pasión por la ciencia, sus recomendaciones de libros y películas, y el interés en cada uno de los que trabajamos y aprendemos con él. Es el mejor conversador”.

Mónica Carvalho, del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales lo describe como un "científico brillante que inspira futuras generaciones de colombianos a apreciar la historia geológica y paleontológica del país".

Manuel Páez, de la U. de Houston, lo describió como “un maestro en el sentido más noble y estricto de la palabra”, y para Camila Martínez, del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, “es un modelo a seguir porque a través de la motivación y el apoyo que les ha dado a cientos de estudiantes ha logrado promover todo un campo científico de alto nivel en un lugar como Colombia”.

En el desierto de la Tatacoa también hay palabras de admiración para Carlos. Andrés Vanegas, del municipio La Victoria y quien con la ayuda de Carlos creó el Museo de Historia Natural La Tatacoa, dice que fue él quien “hizo realidad nuestro sueño de hacer ciencia desde nuestra casa. Carlos nos ha enseñado que la ciencia está a nuestro alcance”.


Referencias:

Pablo Correa. Carlos Jaramillo, el poder de la curiosidad. Fuente: Periódico El Espectador 07.12.2019 (https://www.elespectador.com/noticias/ciencia/carlos-jaramillo-el-poder-de-la-curiosidad-articulo-894740?fbclid=IwAR1MdDJEf1vudvXZw-rdgodoWxpUm6Mnj6enNCl-ousXLDyd6V52zOSh24Q) [Última consulta 08.12.2019].


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sábado, 7 de diciembre de 2019

Excavación de un nuevo reptil marino en Villa de Leyva


SGC lidera excavación paleontológica de reptil marino en Villa de Leyva, Boyacá

Trabajos de excavación realizados por el Grupo Museo Geológico e Investigaciones Asociadas del SGC

El Servicio Geológico Colombiano (SGC) y la Alcaldía de Villa de Leyva finalizaron la excavación de los restos fósiles de un reptil marino reportado por la comunidad el 12 de noviembre en la vereda Salto y La Lavandera, de dicho municipio.

Durante el proceso, los científicos del SGC reconocieron y rescataron varios fragmentos y partes de huesos desarticulados que pertenecieron a un reptil marino de plesiosauroideo.


La excavación de los fósiles comenzó el viernes 15 de noviembre luego que el Alcalde de Villa de Leyva, Víctor Hugo Forero, otorgó los permisos y facilitó la maquinaria para realizar el procedimiento.

En la excavación trabajaron por el SGC las paleontólogas Marcela Gómez y Catalina Suárez, la geóloga Sandra Hernández y el técnico Gerardo Vargas del Grupo Museo Geológico e Investigaciones Asociadas.
Los fósiles permanecerán bajo la custodia de la Junta de Acción Comunal de la vereda, hasta que se comience con el proceso de preparación y estudio.

Piezas encontradas durante las labores de excavación


Referencias:

SGC lidera excavación paleontológica de reptil marino en Villa de Leyva, Boyacá. Fuente: Servicio Geológico Colombiano 06.12.2019 (https://www2.sgc.gov.co/Noticias/Paginas/SGC-lidera-excavaci%C3%B3n-paleontol%C3%B3gica-de-reptil-marino-en-Villa-de-Leyva,-Boyac%C3%A1.aspx) [Última consulta 07.12.2019].


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jueves, 28 de noviembre de 2019

Eobodotria muisca, un camarón fósil de hace 90 millones de años


Un camarón fósil de 90 millones de años llena un vacío evolutivo

Los científicos han descubierto el fósil de cumáceo más antiguo del mundo, un pequeño crustáceo en forma del signo homónimo de puntuación, bien preservado y datado en 90 millones de años.    

La criatura llena un gran vacío evolutivo para una familia de animales marinos que ahora se encuentran en abundancia en todo el planeta, según investigadores de Yale y la Universidad de Alaska. El descubrimiento aparece en la revista Proceedings of the Royal Society B.    

El camarón fosilizado, llamado Eobodotria muisca, proviene de rocas mesozoicas en América del Sur tropical. Los investigadores encontraron fósiles excepcionalmente bien conservados que representan a más de 500 individuos de entre 6 y 8 milímetros de largo, con características que rara vez se conservan en los crustáceos fósiles: piezas bucales, intestinos, pequeños pelos y pequeños ojos compuestos.

Eobodotria muisca - Javier Luque - Archivo

"Estamos asombrados de lo similar que es Eobodotria muisca a las especies de hoy", dijo en un comunicado el paleontólogo de Yale Javier Luque, autor principal del estudio. "Hay ocho familias o grupos principales de camarones de coma (cumáceos) vivos, y ninguno de ellos tiene una ocurrencia fósil confirmada. Esto significa que no teníamos idea de cuándo evolucionaron los camarones de coma modernos, hasta ahora”.
El único registro anterior de un cumáceo de aspecto moderno es un fósil europeo de 160 millones de años, dijo Luque. Aunque ese camarón se ajusta al rango de formas de cuerpo de camarón de coma, no se puede vincular con ninguna de las principales familias modernas de camarón de coma.

Eobodotria muisca, por otro lado, pertenece a la familia Bodotriidae de cumáceos vivos, dijo Luque, extendiendo el registro fósil de esa familia de camarones en casi 100 millones de años.
La nueva especie vivió durante la mitad del período Cretácico, cuando un mar interior largo y estrecho cubría gran parte de lo que hoy son los Andes orientales y centrales de Colombia. Luque encontró los fósiles junto con los fósiles del cangrejo Callichimaera perplexa. Eobodotria muisca lleva el nombre de los nativos americanos muisca que vivían en los Andes colombianos.



Luque dijo que la similitud entre Eobodotria muisca y sus parientes modernos sugiere que las tasas de cambios anatómicos externos durante millones de años en este grupo fueron bajas en comparación con otros grupos de crustáceos encontrados en el mismo lugar. También señaló que el nuevo alijo de fósiles es el primero de su tipo en el norte de América del Sur.


Referencias:

Un camarón fósil de 90 millones de años llena un vacío evolutivo. Fuente: Europa Press 27.11.2019 (https://www.europapress.es/ciencia/ruinas-y-fosiles/noticia-camaron-fosil-90-millones-anos-llena-vacio-evolutivo-20191127171317.html?fbclid=IwAR2onj7xOf3mwZxAA-2C1m0L2u3rHEafHyeS1zZfljPZCtv27JPWBwaRAqM) [Última consulta 28.11.2019].



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jueves, 10 de octubre de 2019

Sobre los hallazgos fósiles en el departamento de Antioquia

Para información actualizada por favor visita https://titanoboaforest.com/colombia-tierra-de-mastodontes-anexo/


Los gigantes prehistóricos que habitaron Antioquia

Justo donde hoy se levanta el populoso sector de Belén, al occidente de Medellín, hace 12 millones de años deambulaban mastodontes, esos gigantescos parientes extintos de los elefantes.

Restos de molares de esta especie, de más de tres metros de altura, que se presume habitó en la era Cenozoico superior, habían sido hallados en depósitos contenidos en capas de arcillas. Pero no fueron los únicos, pues también encontraron vestigios de animales gigantes en Yalí y San Vicente, en Antioquia.



Los descubrimientos se extienden a otras regiones del país, como Villa de Leyva, La Guajira y La Tatacoa, suelos que tienen una importancia sin par para la paleontología y la reconstrucción de la fauna y flora que las poblaba desde hace 130 millones de años. Allá se han encontrado los mayores vestigios de gigantes que habitaron estas zonas en diferentes épocas.

Andrés Cárdenas Rozo, investigador del departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad Eafit con postdoctorado en Paleobiología del Smithsonian Tropical Research Institute en Panamá, anota que Antioquia tiene un gran potencial paleontológico.

Los gigantes

Revisando las localidades fosilíferas del departamento, que lideró y publicó con estudiantes de Eafit, Cárdenas Rozo relata que, además del descubrimiento en el barrio Belén, en el río San Bartolomé, en Yalí, en la mina la Marmolera, se hallaron molares posiblemente pertenecientes a la familia Gomphotheriidae y al género Stegomastodon; y en Hojas Anchas, municipio de San Vicente, se encontró un molar de caballo Equus sp.
Todos estos estudios van más allá de una excentricidad. Cárdenas dice que “entender la vida a lo largo del tiempo nos permite entender nuestro lugar (el de los humanos) en la naturaleza”. Y hoy cobra más relevancia que nunca antes.

Comprender cómo es que el clima moldea la vida en la Tierra, “nos permitirá saber cómo enfrentar este cambio al que los humanos nos enfrentamos por primera vez”, dice.

Porque además, hay un patrón sobre el que el biólogo y divulgador científico del Parque Explora, Luis Kamil Buitrago, llama la atención. Los animales más grandes de varios grupos están en peligro de extinción: las ballenas, el tiburón ballena, el oso andino, los grandes felinos, los elefantes... En un contexto de presencia humana, ser grande casi que significa una amenaza de muerte..

Recientemente, en Nueva Zelanda se registró el descubrimiento de los huesos de un megaloro que deambuló por la Tierra hace 19 millones de años. Medía más de la mitad de la altura de un humano promedio (un metro) y pesaba unos siete kilogramos.

Los científicos

El tamaño es un concepto relativo. En biología, cuenta Ross MacPhee en su libro El final de la megafauna (W. W. Norton & Co, 2018), el del cuerpo generalmente se evalúa en términos de similitudes y diferencias entre especies. Y el curador de mammalogía en el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York da un ejemplo: las criaturas unicelulares, llamadas foraminíferos, que viven en todo el océano y se alimentan de pequeños organismos como diatomeas o bacterias, tienen en su mayoría alrededor de un milímetro de tamaño. Algunas especies, sin embargo, pueden alcanzar una longitud de 20 centímetros. En su micromundo, un tamaño relativamente enorme califica como megafaunal, que es como estas especies clasificadas por los científicos que las estudian.

En escala humana, los elefantes y las grandes ballenas califican de la misma manera: son mucho más grandes que otros mamíferos vivos, lo que genera preguntas sobre por qué son así, evolutivamente hablando.
“Es que las razones por las que un animal se puede hacer gigante son de diversa índole y casi que dependen de su grupo”, explica el biólogo Buitrago. No hay una única explicación para el gigantismo.

El experto suma ejemplos para explicarlo. En el caso de los insectos gigantes del Carbonífero (hace unos 300 millones de años), se cree que su tamaño se debió a que requieren altas presiones para que el oxígeno ingrese a sus tejidos. Esto porque los insectos no tienen corazón que bombee, ni pulmones que se inflen. Así que el período geológico les habría propiciado crecer gracias a que las concentraciones de gases en la atmósfera de aquella época eran muy superiores a las actuales.



En el caso de los reptiles –que no producen su propia energía por ser ectotermos o comúnmente llamados de “sangre fría”–, necesitan de altas temperaturas para calentar sus cuerpos. Por eso es que se cree que la enorme Titanoboa, que vivió hace aproximadamente 60 millones de años en lo que hoy es La Guajira, floreció en una época de altas temperaturas.

Dependiendo del organismo, el tamaño corporal grande tiende a correlacionarse con una gama de características fisiológicas y de comportamientos que no necesariamente ocurren de la misma manera en parientes más pequeños.

MacPhee explica que el gran tamaño del cuerpo que se encuentra en los herbívoros que se alimentan a granel (como las vacas) puede ser ventajoso, ya que la digestión de la materia vegetal suele ser un proceso largo y que consume energía que puede hacerse más eficiente procesando grandes cantidades de alimentos a la vez.

Por el contrario, las especies diminutas, como los roedores, pueden explotar con éxito alimentos pequeños y llenos de energía, que especies más grandes no pueden digerir de manera eficiente.
Algunos investigadores han sugerido que las tortugas de las Galápagos (Ecuador), que en comparación con otras son gigantes, lograron ser grandes porque no hay grandes depredadores, por lo que se no tenían restricciones para crecer.

Y sobre herbívoros como los dinosaurios, cuenta Buitrago, “ha surgido una hipótesis interesante sobre el espacio que requerían para poder procesar (en ese bioreactor interno de bacterias), materiales tan difíciles como la madera, las colas de caballo, los pinos o helechos. Ahí es más un tema de espacio de una flora bacteriana que requiere un tiempo y unas cantidades para ayudar a un animal de esta envergadura a sacar nutrientes de cosas que hoy prácticamente nadie se come”.

En definitiva

La presencia y formas de vida en las diferentes eras geológicas da pistas a los geólogos y paleontólogos sobre cómo diversos animales se adaptan a épocas más frías o más calientes de la Tierra.

- Contexto de la noticia -

La microhistoria - Riqueza fosilífera de la Tatacoa

Los grandes yacimientos fosilíferos en el trópico son escasos y antes de que los terrenos del sur se conectaran con los del norte a través de Panamá –en lo que se ha llamado el Gran Intercambio Biótico Americano–, el desierto de la Tatacoa (Huila) es el yacimiento más rico que se tiene para el Mioceno (hace 23 a 5 millones de años). Es un lugar crítico porque los demás yacimientos están en Brasil, Bolivia, y Argentina. Más al sur. 
Pero para entender el origen de la diversidad del trópico y de Colombia, la Tatacoa es la fotografía perfecta. Esto porque después de que se formó Panamá y empezaron a migrar animales del norte al sur y del sur al norte, cambió por completo la fauna del hemisferio. Del norte llegaron los osos, tapires, los zorros, conejos, ciervos, conejos, tigres dientes de sable, las tatabras y dantas; y del sur se exportaron al norte aves del terror, chigüiros, chuchas perezosos gigantes (megaterios), armadillos y puercoespines. En noviembre el Parque Explora inaugurará una exposición temporal sobre este tema: Territorio fósil: historias vivas.


Referencias:

Helena Gómez. Los gigantes prehistóricos que habitaron Antioquia. Fuente: Periódico El Colombiano 10.10.2019 (https://www.elcolombiano.com/medio-ambiente/los-gigantes-prehistoricos-que-habitaron-antioquia-ME11735458) [Última consulta 10.10.2019].


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sábado, 28 de septiembre de 2019

Se reanudan las excavaciones paleontológicas en Anolaima

Para información actualizada por favor visita https://titanoboaforest.com/colombia-tierra-de-mastodontes-anexo/


SGC inicia nueva etapa de investigación en hallazgo paleontológico de Anolaima

Hallazgo paleontológico en la Institución Educativa Departamental Carlos Giraldo en Anolaima, Cundinamarca.

El Servicio Geológico Colombiano (SGC) anunció que usará el sistema GPR (ground penetration radar) en los hallazgos paleontológicos que explora en Anolaima, Cundinamarca, y que han permitido desde 2017 encontrar una gran cantidad de restos fosilizados de mastodonte en excelente estado de preservación.
La importante expedición paleontológica se ha desarrollado en cuatro etapas y está a cargo del Museo Geológico Nacional José Royo y Gómez del SGC, dirigido por Marcela Gómez, Geologa- PhD en paleontología de la Universidad de Cambridge.

“El análisis de la zona y la extracción de las piezas se realizan de manera organizada y en diferentes etapas. Esta semana identificamos huesos hermosamente preservados de cadera, vértebras, extremidades, costillas y otros fragmentos óseos”, explicó Gómez, quien agregó que los hallazgos se relacionan con los extraídos anteriormente como mandíbula, dientes, costillas, vértebras, así como miembros anteriores y posteriores.
Los mastodontes fueron gigantescos mamíferos recubiertos de pelo grueso, parecidos a los actuales elefantes, pero dotados de grandes colmillos que probablemente usaban para jalar las plantas de las que se alimentaban.

Ante la magnitud de los hallazgos en Anolaima, el SGC decidió iniciar una nueva etapa con el uso del sistema GPR (ground penetration radar), que permitirá hacer una especie de escaneo de la zona.
"A través de esta herramienta será posible observar la posible ubicación de los restos y darnos una idea más exacta de la magnitud del yacimiento", explicó la Directora del Museo.

Trabajos de excavación en la Institución Educativa Departamental Carlos Giraldo en Anolaima, Cundinamarca.


Como parte del proceso, el SGC realiza jornadas pedagógicas en las que explica a los estudiantes y demás miembros de la comunidad de Anolaima qué es el patrimonio geológico y paleontológico de nuestro país y como conservarlo.



Referencias:

El SGC reanuda en Anolaima, Cundinamarca la excavación que en 2017 sacó a la luz numerosos restos de mastodonte. Fuente: Servicio Geológico Colombiano  23.09.2019 (https://www2.sgc.gov.co/Noticias/Paginas/SGC-Anolaima.aspx) [Última consulta 23.09.2019].



El mastodonte que paralizó un pueblo en Cundinamarca

Tras dos años del hallazgo del fósil en un colegio de Anolaima, científicos regresaron.
 “¡Mamá, eso es un dinosaurio!”, exclamó Jerónimo Turriago, en julio de 2017, cuando vio en el celular las fotos de unas enormes muelas y una quijada que habían sacado del suelo del colegio Departamental Carlos Giraldo de Anolaima (Cundinamarca). No se parecían al de ningún animal de esta era.



Así trabajó la delegación durante diez días en su más reciente visita. Esperan formular un nuevo plan de trabajo. Foto: Servicio Geológico Colombiano y Colegio Departamental Carlos Giraldo

En ese momento, Jerónimo tenía nueve años y su obsesión eran los enormes reptiles que veía en libros y en las películas de Jurassic Park. No podía creer que bajo ese lugar, donde trabajaba su mamá como coordinadora y donde él tantas veces había jugado, hubiera restos de esos gigantes que lo fascinaban.
Fue hasta allí y vio con sus propios ojos las piezas que habían sacado los paleontólogos, que habían venido desde Bogotá para verificar el hallazgo que se dio en medio de la construcción del comedor escolar. Entonces, por voz de ellos, supo que no era ningún dinosaurio, sino un mastodonte que había caminado por la zona hace más de 10.000 o 20.000 años.

Luego vio cómo los científicos se marcharon con los huesos. Y los vio regresar cinco veces más a evaluar el caso. La última comisión, de hecho, se marchó hace un par de semanas con cinco huesos completos, dos incompletos y más de 30 fragmentos, según el reporte del Museo Geológico Nacional José Royo y Gómez, del Servicio Geológico Colombiano.

La sorpresa es que ya no son solo los huesos de un mastodonte.

En ese mismo agujero, ubicado a la entrada del colegio, encontraron los restos de un perezoso gigante y de un venado, que forman parte de la fauna del Pleistoceno, una época geológica que comenzó hace más de 2 millones de años y que acabó en el 10.000 a.C., cuando el planeta estaba bajo la inclemencia del frío y los mastodontes caminaban sobre la tierra.

Imágenes de la más reciente comisión en Anolaima. Foto: Colegio Departamental Carlos Giraldo


Hoy, Jerónimo tiene 11 años y sueña con ser paleontólogo. Saber que había un mastodonte en Anolaima lo cambió para siempre. Ahora, estudia más sobre el animal con libros y videos que encuentra en internet y espera el regreso de los expertos.

Y lo mismo aguardan el colegio y el municipio. Llevan dos años sin salir de la sorpresa.

Jerónimo es habitante de Anolaima y un apasionado de los dinosaurios, y ahora de los mastodontes. Quiere ser paleontólogo. Foto: Ana Puentes

“En un lugar donde no pasaba mayor cosa, encontrar un mastodonte es un auténtico acontecimiento”, dice riendo Arturo Rico, periodista de la emisora comunitaria Ecos del Rosario. Él fue uno de los testigos del hecho y de cómo la gente no lo olvida. Relata que en abril de este año, durante el Corpus Christi y las fiestas de Anolaima, un campesino hizo un enorme mastodonte de naranjas y otras frutas.
El municipio es considerado la capital frutera de Colombia, pero también quiere pasar a la historia por cuenta del mastodonte que apareció bajo el patio del colegio.

Un hallazgo inesperado

EL TIEMPO regresó a Anolaima esta semana y reconstruyó el caso de la mano de directivos y profesores que relataron, al borde del enorme hueco que hay a la entrada del colegio, esta particular historia.
“El vigilante pasaba junto a la obra del comedor y notó que los obreros habían escondido unos enormes huesos. Me avisó y corrí a mirar. En efecto eran unas muelas enormes. Entonces llamamos a las autoridades competentes”, relata Alberto Rodríguez, secretario ejecutivo del colegio.

“En Colombia la gente no avisa de este tipo de cosas, porque saben que pueden parar obras. Pero nosotros dejamos de hacer el restaurante y permitimos armar ese hueco con ese barrial porque le dimos la importancia científica”, afirma Jaime Vega, rector del departamental.
En efecto, el asunto en parte le dolió al bolsillo del municipio y la Gobernación. Por el hallazgo y las obras detenidas, se perdieron cerca de 16 millones de pesos. Afortunadamente, el equipamiento terminó por hacerse en otro punto del colegio.

Un campesino de Anolaima hizo este mastodonte de fruta para la tradicional celebración del Día del Campesino. Foto: Foto cedida por Ecos del Rosario

Pero la plata fue lo de menos por esos días. “Pusimos los fósiles en la mesa de la oficina del rector. Y hubo una fila enorme de gente que vino a verlos”, agrega el secretario. Medio municipio tenía que ver con el colegio: en Anolaima hay solo dos escuelas y esta es la más antigua. En noviembre cumple 70 años y hasta el alcalde, Pompilio Torres, es exalumno de allí. Por eso respaldó el paro de la obra: sabía que eso marcaba la historia del departamental.



“La ‘Era de Hielo’ sucedió en Anolaima. Allí están enterrados Manny y Sid”

Hoy, los profesores también están entusiasmados. Ángela Cañón, docente de química, relata, con emoción, que en esta última comisión les dieron una charla de ciencia, para que entendieran qué sucedía. “Uno se inspira para entrar en ese mundo. Y trata de conectar el tema con el aula. De hecho, en la fiesta de los 70 años haremos una carroza gigante con forma de mastodonte. Cubriremos un armazón que ya tenemos con el pelo de una mata de plátano, para que se parezca. Será nuestra carroza institucional y la pasearemos por el municipio, junto a los niños, que se disfrazarán de paleontólogos y cavernícolas”, afirma la profesora.

El asunto ha sido hasta motivo de bromas. “La ‘Era de Hielo’ sucedió en Anolaima. Allí están enterrados Manny y Sid”, apunta otro profesor, entre risas. Se refiere a la famosa película animada de 20th Century Fox, que tiene por protagonistas a un mamut y aun perezoso.

Lo que se sabe

“Del mastodonte se han recuperado partes de la cadera, fragmentos de costillas, dos vértebras y otros fragmentos asociados. Del perezoso gigante hay huesos de extremidades superiores. Volveremos, con otra metodología de trabajo”, detalla Marcela Gómez, coordinadora del Museo Geológico Nacional.

Algunas de las piezas halladas. Foto: Servicio Geológico Colombiano

Después de la exitosa comisión que exploró más a fondo el caso, se determinó que el lugar era de potencial interés científico. Por eso, usarán en su próxima visita el sistema GPR (Ground Penetration Radar), que les permitirá hacer una especie de escaneo de la zona y tener una idea más exacta de lo que allí se encuentra.
Claro, no es el primer mastodonte hallado en Colombia. Otro de los famosos es el de Pubenza (Tocaima, Cundinamarca), hallado en los años 70.

¿Y ahora?

Al colegio y al municipio le quedan bastantes preguntas. No saben si algún día volverán a ver los huesos. El rector, por su parte, les solicitó que sean expuestos en Anolaima. La coordinadora del Museo le respondió a este diario que se evalúa el tema: “Esperamos llegar a los acuerdos necesarios para que los restos encontrados sean exhibidos, siempre y cuando se le ofrezcan a las piezas las condiciones adecuadas para su exhibición, como lo dispone el Decreto 1353 de 2018”, afirma.



Jerónimo, el pequeño que quiere ser paleontólogo, también espera bastante: "me imagino un museo aquí en el colegio, con algunas piezas. Y que haya carteleras y gente que explique qué fue lo que pasó aquí".
Por ahora, al colegio le quedó un hueco enorme en la entrada. Las lluvias de los últimos días han enlodado el terreno y han comenzado a formar un pequeño pozo.
Las directivas temen que tengan que volver a echar tierra sobre el hallazgo, si la comisión tarda mucho en regresar. Ya tuvieron que hacerlo una vez. Y, luego, correr con una retroexcavadora prestada por el municipio para escarbar nuevamente entre la tierra, cuando la comisión regresó el 12 de septiembre.



Anolaima guarda ilusiones sobre huesos: el municipio espera ser un destino científico y turístico, los profesores celebran tener material para sus clases y un pequeño de once años sueña con ser uno de los mejores paleontólogos de Colombia para contarle al mundo que en el patio de un colegio de su pueblo hubo un gran mastodonte.


Referencias:

Ana Puentes. El mastodonte que paralizó un pueblo en Cundinamarca. Fuente: Periódico El Tiempo 28.09.2019 (https://www.eltiempo.com/bogota/historia-del-mastodonte-encontrado-en-anolaima-cundinamarca-417384) [Última consulta 28.09.2019].


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