lunes, 24 de abril de 2023

Dos nuevas especies fósiles reescriben la historia de las solanáceas

Un equipo de botánicos y paleontólogos, bajo la dirección de investigadoras del Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (IMBIV-CONICET-UNC) y de la Universidad de Colorado Boulder (CU Boulder), ha realizado la descripción de dos especies fósiles que podrían tener un impacto significativo en nuestra comprensión de la geografía y la evolución temporal de la familia de las solanáceas, una familia de plantas herbáceas que incluye el tomate, la berenjena, la patata y los pimientos de todos tipos y colores.

A continuación la noticia publicada por el CONICET

Fósiles olvidados de Colombia y Estados Unidos puede reescribir parte de la historia evolutiva de las plantas

Botánicas/os y paleontólogas/os, dirigidos por investigadoras del Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (IMBIV-CONICET-UNC) y de la Universidad de Colorado Boulder (CU Boulder), han descripto dos especies fósiles que puede reescribir la geografía y la línea de tiempo evolutiva de la familia de las plantas de tomate.

Los hallazgos del equipo, publicados el mes pasado en la revista New Phytologist, muestran que la tribu del ají (Capsiceae) dentro de la familia solanáceas, es mucho más antigua y estaba mucho más extendida de lo que se pensaba hasta ahora. Los científicos creían anteriormente que los ajíes evolucionaron en América del Sur hace como máximo 15 millones de años, pero la nueva investigación adelanta esa fecha hasta hace al menos 50 millones de años, y sugiere que los ajíes estaban presentes en América del Norte en ese momento.

Rocío Deanna, investigadora asistente del IMBIV, y Abel Campos, estudiante de pregrado de CU Boulder, no planeaban reescribir la historia cuando se encontraron una tarde en el Museo de Historia Natural de Boulder en 2021. Sin embargo, entre un grupo de especímenes en sus colecciones, recopilados de la Formación Green River, un tesoro geológico en el noroeste de Colorado y el suroeste de Wyoming, Rocío detectó un rasgo específico y muy evidente de solanáceas en un fósil: pequeños dientes por debajo del extremo de un cáliz fructífero.

Dra. Rocío Deanna



Después de que descubrieron este fósil en las colecciones de CU Boulder, Rocío y Abel, coautor del estudio, encontraron dos especímenes más de la tribu del chile en las colecciones del Museo de Historia Natural de CU Boulder y el Museo de Naturaleza y Ciencia de Denver.

Estos fósiles de ají de la época geológica del Eoceno (hace 33,9 a 56 millones de años) coinciden con la línea de tiempo de otro fósil de solanáceas encontrado en la Formación Esmeraldas en Colombia, lo que revela que la familia ya estaba distribuida en toda América desde hace 50 millones de años.

Fósil de Lycianthoides calycina, especie que pertenece a la tribu Capsiceae de los ajíes picantes


Una historia de evolución de frutas y fósiles

La familia de los tomates o solanáceas (Solanaceae) comprenden 3.000 especies y casi 100 géneros diferentes, incluidos los chiles. Hoy en día, Colorado es el hogar de muy pocas solanáceas nativas y no presenta ajíes. Este nuevo descubrimiento sugiere que plantas de la familia de las solanáceas pudieron haber existido en América del Norte hace 40 a 50 millones de años, y desde entonces han desaparecido en gran medida.

El ají crecía durante el Eoceno, una época geológica que duró desde hace unos 56 a 34 millones de años, cuando los continentes se estaban desplazando hacia sus posiciones actuales. Durante este tiempo templado en la historia de la Tierra, los niveles de dióxido de carbono oscilaron entre 700 y 900 partes por millón (el doble del nivel actual) y, por ejemplo, las palmeras crecieron hasta Alaska. Debido a que había poco o nada de hielo en la Tierra, el nivel del mar era hasta 150 metros más alto de lo que es hoy.

La comunidad científica de Solanaceae consideraba que los orígenes de los ajíes comenzaron en América del Sur hace aproximadamente 10 a 15 millones de años, donde luego se dispersaron por tierra y agua a otros continentes. Los nuevos hallazgos, sin embargo, indican que ya estaban en América del Norte a principios del Eoceno, 50 millones de años atrás.

Pero, ¿Cómo llegaron estos ajíes por primera vez a América del Norte? Los expertos han hipotetizado que las aves frugívoras (que se alimentan de frutos), que existieron hace 60 millones de años, pueden haber dispersado semillas y frutos alrededor del mundo pegadas a sus plumas o en el barro de sus patas. Pero estas aves también tenían que alimentarse durante sus viajes, por lo que las bayas carnosas o los ajíes eran el alimento perfecto. Las aves pueden haber dispersado ajíes de un continente a otro, pero estos ajíes también pueden haber sido cruciales para el éxito de esas mismas aves, al brindar el alimento que permitiera la colonización de nuevos ambientes.


Referencias:

Alberto Díaz Añel. Fósiles olvidados de Colombia y Estados Unidos puede reescribir parte de la historia evolutiva de las plantas. Fuente: Agencia CONICET 24.04.2023. (https://imbiv.conicet.unc.edu.ar/fosiles-olvidados-de-colombia-y-estados-unidos-puede-reescribir-parte-de-la-historia-evolutiva-de-las-plantas/) [Última consulta 31.03.2024].


Para más información por favor consulte: Deanna, R., Martínez, C., Manchester, S., Wilf, P., Campos, A., Knapp, S., Chiarini, F.E., Barboza, G.E., Bernardello, G., Sauquet, H., Dean, E., Orejuela, A. and Smith, S.D. (2023), Fossil berries reveal global radiation of the nightshade family by the early Cenozoic. New Phytol, 238: 2685-2697. https://doi.org/10.1111/nph.18904

 

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domingo, 16 de abril de 2023

La prehistoria del Atlántico tiene su lugar en La Peña

 

El Embalse del Guájaro, en el sur del Atlántico colombiano, alberga el Museo Paleontológico de La Peña (MUPAPA), que resguarda más de tres mil piezas fósiles, incluyendo restos de megaterios, mastodontes, gonfotéridos y esmilodontes. Estos fósiles, de hasta 145 millones de años de antigüedad, han sido hallados durante más de dos décadas por campesinos locales y forman una valiosa colección paleontológica. Luis Arjona, docente y guardián del museo, lidera el proyecto, pero el MUPAPA enfrenta desafíos, como el desbordamiento del embalse en 2022, que dañó la infraestructura. A pesar de la falta de recursos y apoyo gubernamental, la Fundación Ciencias Naturales y la comunidad local se esfuerzan por preservar este patrimonio paleontológico. Estudiantes universitarios y líderes comunitarios también participan en la concienciación sobre la importancia de estas piezas fósiles. Aunque el MUPAPA enfrenta dificultades, sigue siendo una entidad única en la región que contribuye al conocimiento científico y al enriquecimiento cultural.

A continuación el artículo publicado por El Heraldo:


El Museo Paleontológico de La Peña conserva 3.000 piezas fósiles.  Mastodontes y gliptodontes, fueron especies que habitaron en el sur del departamento.


"Considerado un cuerpo de agua vital para las comunidades que lo rodean, el Embalse del Guájaro se impone en la geografía del sur del Atlántico extendiéndose entre los municipios de Sabanalarga, Luruaco, Repelón y Manatí. El lugar es el hogar de plantas y animales silvestres como lagartos de monte, iguanas y aves cantadoras, entre otras especies.


A lo largo del tiempo, la Tierra ha transcurrido por distintos periodos geológicos que han provocado incontables cambios que van desde la creación de nuevos ecosistemas, hasta la extinción de diversos animales y plantas.

El territorio atlanticense no fue la excepción de tales acontecimientos históricos. En el corregimiento de La Peña, jurisdicción del municipio de Sabanalarga, se encuentra una importante colección paleontológica valiosa por su contenido histórico y antropológico.

Fósil del cráneo y de la piel de un cocodrilo. Jennifer Blanco


El MUPAPA

Con más de tres mil piezas en su acervo, el Museo Paleontológico de La Peña (Mupapa), le hace frente a salvaguardar restos fósiles de distintos periodos geológicos como el Cretácico, iniciando hace 145 millones de años; el Mioceno Medio, llevándose a cabo hace 23 millones de años y el periodo Cuaternario, desarrollándose hace 2 millones de años aproximadamente.

El museo conserva además semillas fosilizadas y una importante colección de figuras de arcilla realizadas por comunidades indígenas Mokaná, ofreciendo importantes indicios de las prácticas y costumbres de esta tribu que se asentó en el Atlántico.

Restos fósiles marinos encontrados en inmediaciones al Embalse del Guajaro. Jennifer Blanco


Entre la invaluable colección, se encuentran restos fósiles de megaterios (Osos perezosos gigantes), mastodontes y Gonfotéridos (parientes de los elefantes), gliptodontes (parientes gigantes de los armadillos) y esmilodontes (conocido como tigre diente de sable), todos pertenecientes a la época de la megafauna.



Los fósiles que posee MUPAPA han sido hallazgos fortuitos desde hace más de veinte años por parte de campesinos locales que en medio de su trabajo de siembra, recolección, pesca y demás, han ido encontrando estas invaluables piezas y entregados a museo para su conservación.

Al final del malecón del embalse en el sector de la Peña, una imponente roca sobresale ante el paisaje. Se trata de un fósil de hace más de cinco mil años que ha sido testigo de numerosos acontecimientos. Sin embargo, desconocedores del valor histórico grafitearon el emblemático monumento natural.

Fósil gigante ubicado al finalizar el malecón de La Peña en el Embalse del Guájaro. Jennifer Blanco


El guardián del MUPAPA

El docente de Ciencias Sociales de la Institución Técnica Educativa de La Peña, Luis Arjona, ha sido el guardián que durante más de veinte años ha estado al frente del proyecto. Sus estudios e investigaciones de la mano de la comunidad y estudiantes que forma, han contribuido al enriquecimiento de la información con la que cuenta MUPAPA.

Luis Arjona, director del MUPAPA, exhibiendo un fósil de una semilla. Jennifer Blanco


“Esta es la única entidad que ofrece en el Caribe colombiano exposiciones paleontológicas de restos fósiles pertenecientes al periodo cuaternario y cretácico”, expresó Arjona.

El director del museo afirma que: “El Atlántico debe apropiarse de todo el trabajo científico que se ha realizado en este lugar desde la composición de los bosques secos tropicales hasta la gran flora y fauna”.

El temor más grande de este guardián es no saber quién continuará con el arduo trabajo que ha realizado durante más de dos décadas.

Arjona realizando trabajos de limpieza a los fósiles de MUPAPA. Jennifer Blanco


Esfuerzos para continuar

La Fundación Ciencias Naturales ‘Funcinat’, es la entidad encargada de liderar el proyecto museológico. Niños, jóvenes y adultos pertenecientes al corregimiento, realizan un papel fundamental en la contribución que le realizan al proyecto.

Espacio afectado por la emergencia invernal. Con los escasos recursos que recibe el proyecto, están tratando de recuperar el lugar poco a poco. Jennifer Blanco


Actualmente, el museo se encuentra pasando por un penoso momento debido al desbordamiento que sufrió el Embalse del Guájaro a finales del año anterior. Esto hizo que las aguas entraran a la edificación provocando daños irreparables en la museografía. Sin embargo, las piezas fueron debidamente protegidas en el segundo piso.

El proyecto no posee recursos, tampoco cuenta con el apoyo de entidades gubernamentales y ante el abandono que padece, el docente Arjona en compañía de sus estudiantes y líderes de la comunidad, aúnan esfuerzos para que MUPAPA  no se detenga.

Con rústicas herramientas, el docente continúa con sus investigaciones para luego compartirlas con los jóvenes estudiantes del corregimiento.

Restos fósiles de árboles que existieron en el sur del departamento hace miles de años. Jennifer Blanco


Voces cercanas a MUPAPA

Entretanto, estudiantes de la Universidad del Norte acuden periódicamente al museo bajo el liderazgo Aldo Fernando Rincón, docente del Departamento de Física y Ciencias de la universidad, con el propósito de realizar trabajos de campo sobre los fósiles.

“El calor de nuestro Caribe impide que muchos fósiles se conserven. Por esta razón, la colección con la que cuenta el MUPAPA es importante por el valor histórico que posee. Nosotros ignoramos lo que está bajo nuestros pies y por eso nuestro propósito es proteger todo estos fósiles que son patrimonio paleontológico de todos los colombianos”.

El docente investigador añadió: “Desafortunadamente, muchas poblaciones como Arroyo de Piedra, Repelón y La Peña, la gente desconoce que son símbolos de organismos del pasado y queremos crear consciencia. Estamos tratando de explicarle a los pobladores lo que representan estos elementos fósiles”.

Restos fósiles de Gonfotéridos hallados en La Peña, Sabanalarga.. Jennifer Blanco


Por su parte, Domingo Ariza, líder del corregimiento, expresa que: “El MUPAPA es importante para nuestra comunidad. Somos el único corregimiento que cuenta con tantas piezas como estas. Las nuevas generaciones deben proteger estos elementos”.

Ariza añadió: "Nosotros debemos valorar más estas piezas que nos representan y nos dicen lo que ocurrió hace millones de años".

Jennifer Blanco

 

Referencias:

Aldair Zamora. La prehistoria del Atlántico tiene su lugar en La Peña. Fuente: El Heraldo 16.04.2022 (https://www.elheraldo.co/cultura/la-prehistoria-del-atlantico-tiene-su-lugar-en-la-pena-993411?fbclid=IwAR2pdjleCe2Fx9-Y3FxJZCPXBixyi0T3_dHiP4WD1h9ojGFXJubktRCIRXI) [Última consulta 13.09.2023].

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