Hace
poco más de tres años, escribimos una entrada relacionada con los hallazgos de restos
fósiles descubiertos en el corregimiento de la Peña, municipio de Sabanalarga
en el Departamento del Atlántico con la intención de dar a conocer el que puede
ser uno de los más importantes yacimientos fósiles de fauna pleistocénica de
nuestro país y que reclama la atención de entidades públicas o privadas que se
interesen por la investigación de esta
zona, y que afortunadamente se mantiene gracias a la labor desinteresada de
personas como el profesor Luis Alberto Arjona Polo, un docente que desde hace
más de 17 años trabaja en la Institución Educativa Técnica de La Peña, y que cuenta con la ayuda de sus estudiantes y demás
personas de la región que luchan por preservar este patrimonio y que prácticamente
se financia con fondos propios, entre los restos hallados se pueden identificar
restos de mastodontes, megaterios, gliptodontes y otros animales que habitaron
la región que actualmente pueden contemplarse en las antiguas instalaciones del
colegio de La Peña, que funciona como Museo aunque como el mismo dice “no lo es
propiamente, ya que no cuenta con las especificaciones técnicas y científicas” pero sobre
todo no cuenta con el apoyo gubernamental.
A
continuación un nuevo artículo sobre la labor del profesor Luis A. Arjona y los importantes yacimientos de la Peña publicado por el periódico el Heraldo;
La Peña, un mundo por descubrir
Luis Arjona Polo empezó hace 16 años, por curiosidad, a investigar restos de fósiles del periodo del Pleistoceno hallados en La Peña |
.
En
una fresca tarde una criatura de 6 metros de alto y 7 de largo se desplaza
trabajosamente por la subregión del Guájaro. Su nombre es Pacho, un perezoso
gigante, más conocido en el mundo científico como megaterio. Se alimenta de la
espesa vegetación que hay en la zona y se hidrata de los innumerables
riachuelos que bajan de las serranías de La Peña. De pronto un fuerte aguacero
lo toma por sorpresa y cae en un canal profundo sin poder reponerse, terminando
ahogado por la cantidad de agua, tierra caliza y barro. Esta escena ocurrió en
la zona de las Mellizas, muy cerca al hoy corregimiento de La Peña
(Sabanalarga), hace unos 2 millones de años. De su imponente presencia
solamente quedan unos restos desenterrados por el profesor Luis Arjona Polo y
un grupo de estudiantes de la Institución Educativa Técnica de La Peña.
La
labor del profesor Arjona inició hace unos 16 años, cuando su curiosidad
comenzó por las piezas antropológicas de las culturas indígenas que traían sus
estudiantes. Luego, cuenta el “profe” Arjona, encontraron fósiles de los cuales
no tenían el menor conocimiento sobre su especie o periodo en el tiempo. Era un
verdadero rompecabezas para ellos estar frente a maxilares, muelas, fémur,
espinas dorsales y cráneos. Todos de tamaños exagerados. Las primeras luces
sobre su significado vinieron de Ricardo Pasquiali, en aquel momento director
del Museo de La Plata, en Argentina, quien fue contactado por correo
electrónico y hasta el día de hoy lo ha orientado en materia paleontológica.
Esos conocimientos los multiplica con los estudiantes, quienes cada vez más se
interesan por asuntos del período Plioceno (2 millones de años a.C.) o
Pleistoceno (1 millón de años a.C.), donde existieron grandes mamíferos, que en
su conjunto componen una megafauna. Además del megaterio, el “profe” y sus
estudiantes también han encontrado restos fósiles de gliptodontes (parecidos a
armadillos gigantes), mastodontes (parecidos a elefantes gigantes) y tigres
dientes de sable, todos ellos pertenecientes al periodo del Pleistoceno.
Muelas de mastodonte hacen parte del inventario del Museo Paleontológico de La Peña. |
Estos
descubrimientos, dice Arjona, abrieron un espectro sobre la existencia de la
tierra más allá de los límites temporales del hombre. Donde se identificó la
presencia de una megafauna y megaflora (grandes árboles y semillas) en las
inmensas reservas forestales del departamento del Atlántico, sobre todo en esta
zona del corregimiento de La Peña, que era rica en bosques primarios, y la
confluencia de la ciénaga lo hizo propicio para la presencia de estos grandes
mamíferos, al lado de cuyos fósiles se han encontrado semillas y hojas
solidificadas, fauna marina como moluscos, conchas, caracoles, e incluso
dientes de tiburón y xilópalos (madera petrificada por la lava volcánica).
Todos
estos vestigios han conformado, además, el sueño de crear un museo
paleontológico en el corregimiento, labor que inició en el año 2002 en un
pequeño cuarto del colegio, hasta que en diciembre de 2010 la colección quedó
bajo el agua por el rompimiento del dique. En ese momento se perdió un 20% de
las piezas junto con los estantes que las contenían, lográndose salvar
solamente las piezas más grandes. Cuando la inundación pasó, las piezas fueron
trasladadas a una casa semidestruida que se alquiló.
Actualmente
el Museo se encuentra en las antiguas instalaciones del colegio de La Peña,
cedidas por la comunidad, quienes en muchas ocasiones colaboran activamente con
la limpieza del lugar. A la colección paleontológica se suman otros hallazgos
como manos de moler, fragmentos cerámicos y collares. Increíblemente también se
han encontrado, en los cerros de espaldas al corregimiento, dos piezas de
bronce que representan el calendario azteca y chino respectivamente, y que
datan desde la llegada de los españoles a estos territorios hace unos 500 años.
A La
Peña se llega tomando la carretera La Cordialidad después de Sabanalarga,
entrando al desvío que conduce al corregimiento Colombia. La Fundación de
Ciencias Naturales (Funcinat), que dirige el “profe” Arjona, ofrece como
complemento de la visita un paquete que incluye una caminata de 3 kilómetros
hacia las zonas de reserva donde se aprecia la flora y fauna propias de la
región y también hay riachuelos u ojos de agua que desembocan en el embalse del
Guájaro. Luego se aborda una lancha para llegar a la isla Martín Cabeza, donde
la Fundación tiene un laboratorio ambiental en el que se trabaja la
agroecología. Posteriormente se llega a La Peña, donde se visita el Museo, un
recorrido que incluye conferencia o guía sobre sus contenidos. Lo ideal es
terminar la jornada almorzando mojarra lora en Puerto Bello.
El
profesor Arjona junto con su grupo de estudiantes y colaboradores
pertenecientes a la Fundación sigue soñando con la adecuación de un espacio
para que funcione el museo con una sala de exhibición adecuada, materiales
didácticos, un guion museológico, paneles de exposición y, sobre todo, muchos
visitantes. Las ilusiones son más grandes: repotencializar el corregimiento de
La Peña como un lugar estratégico de turismo, aprovechar el paisaje natural del
embalse, sus islas, cerros y peñascos que aún guardan riquezas pendientes por
desenterrar.
Referencia Web
Adriano Guerra y Helkin Núñez. La Peña, un mundo por descubrir. Revistas El heraldo. 27.07.2014 (http://revistas.elheraldo.co/latitud/la-pena-un-mundo-por-descubrir-131626)
[Última consulta 27.12.2014]
Galería fotográfica;
Museo Paleontológico de La Peña (Foto cortesía Luis A. Arjona)
Algunas de las piezas descubiertas en La Peña;
Algunos links de interés sobre la Fundación del Profesor
Arjona FUNCINAT;
Desde este espacio queremos dar las gracias al profesor Luis Alberto Arjona y a los estudiantes de la Institución Educativa Técnica de La Peña por la gran labor que desempeñan conservando un patrimonio que es de todos los colombianos.
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