lunes, 23 de abril de 2012

Faunas del Cenozoico de Colombia, I parte. Paleoceno 65 - 55 millones de años


En los siguientes post, detallaremos  las faunas del Cenozoico de Colombia, y para entender el contexto en el que encaja nuestra fauna fósil en el continente americano, es necesario comprender algunos de los muchos fenómenos globales que afectaron la fauna y la flora de América del Sur durante el Cenozoico.


La actual fauna de América del Sur, -como la de los demás continentes-, es el resultado de un largo proceso durante el cual diferentes especies interactuaron entre sí y con su entorno.
Es de anotar que en el caso de los mamíferos sudamericanos, el registro fósil  (tanto del Mesozoico como del Cenozoico) se halla mayoritariamente restringido al actual territorio continental argentino.


Origen de los mamíferos, una breve introducción,

Se acepta de manera casi unánime, la teoría que sostiene que los mamíferos proceden de los reptiles, y que evolucionaron para aprovechar nichos ecológicos a los que antes no les era posible adaptarse. La evolución de éstos a partir de los sinápsidos (reptiles similares a mamíferos) fue un proceso gradual que tuvo una duración de aproximadamente 10 millones de años entre el Pérmico Medio, hace 280 millones de años y el Jurásco Medio, dando origen a una gran explosión de especies durante el Triásico Medio.

Ilustración de Carl Buell, donde se aprecian los cambios que se llevaron a cabo en los reptiles mamiferoides (obsérvese la especialización de la dentadura y la aparición del pelo)

Su capacidad para mantener su temperatura corporal independientemente de la temperatura ambiental fue la clave para colonizar regiones geográficas donde las bajas temperaturas impedían la supervivencia de especies de sangre fría, pudiendo así adoptar hábitos nocturnos y aprovechar los recursos alimenticios que quedaban fuera del alcance de sus antepasados.
Sin embargo el despuntar de los primeros dinosaurios hizo desaparecer a la mayoría de los sinápsidos debido a su inferior capacidad de competitividad respecto a estos. No obstante, algunos sobrevivieron y se convirtieron en los primeros mamíferos verdaderos hacia finales del Triásico, hace unos 200 millones de años.

Los mamíferos mesozoicos de América del Sur,

Es de destacar que hasta mediados de la década de 1980 el registro de los mamíferos sudamericanos estaba casi restringido al Cenozoico. Es entonces cuando este registro se ve inesperadamente enriquecido por los hallazgos de mamíferos jurásicos y cretácicos además de mamíferos paleocenos, descubiertos todos en la Patagonia argentina y hallazgos de mamíferos del Eoceno en la península antártica, vinculada geológicamente por ese entonces con el extremo austral de América del Sur. 

Cretácico Superior - Paleoceno, las primeras Migraciones

Cretácico Superior (límite K-T), hace 65 millones de años

Desde el Cretácico Superior - Paleoceno hasta el Plioceno, es decir durante 50 ó 60 millones de años, América del sur estuvo aislada de las demás masas terrestres por océanos, (como en la actualidad lo está Australia), los únicos enlaces pudieron haber sido algunas islas emergidas brevemente, que permitieran una comunicación  temporal con América del norte, África occidental o la Antártida, y por consiguiente con Australia, aunque en el caso de haber estado presentes dichos "puentes", seguramente no hubieran soportado migraciones de grandes mamíferos.
Como  consecuencia de esta situación, los mamíferos de América del sur durante el cenozoico sufrieron una gran radiación adaptativa al estar en constante aislamiento.

Hay evidencias geológicas que  indican que hacia el final del Cretácico – principios del Paleoceno hubo conexiones de tierra entre la Patagonia argentina y la Antártida, durante la cual muy probablemente arribaron los Prototheria (monotremas – ornitorrinquidos) provenientes de Australia y los Metatheria (marsupiales) y Eutheria (condilartos (primeros mamíferos placentarios)) provenientes de América del Norte y que emigraron aprovechando eventuales puentes terrestres como archipielagos o islas surgidos entre ambos continentes.

Con los hallazgos de mamiferos fósiles de edad jurásica y cretácica debemos reinterpretar las hipótesis hasta entonces aceptadas sobre la fauna de mamíferos de Sudamérica,  de las cuales ninguna contaba con mamíferos jurásicos y cretácicos en nuestro continente. Algunas de ellas sostenían que a finales del Cretácico y comienzos del Paleoceno cuando arribaron los marsupiales y placentarios a Sudamérica, estos habían llegado a un continente que se hallaba huérfano de mamíferos.

Reconstrucción de la Fauna Itaboraiense, Paleoceno medio de Brasil. Wagner Bromerschenkel, 2005

Debemos tener en cuenta que entre los mamíferos del Cretácico tardio (endémicos) y los mamíferos del Paleoceno más temprano (llegados de Norte América) y hallados todos en la Patagonia, no hay prácticamente ninguna relación entre sí. 
Entre ambas edades hay una distancia temporal de 9 millones de años y es durante este intervalo de tiempo casi sin registro de mamíferos, cuando debió producirse la llegada a Sudamérica de los marsupiales y placentarios provenientes de Norte América y cuando se produjo la casi total extinción de los mamíferos  del registro del Cretácico tardío. No debemos olvidar que es durante este lapso de tiempo cuando se produce la extinción masiva del límite K/T que acabó con los dinosaurios -además de otras muchas especies-, de modo que la extinción de los mamíferos cretácicos puede ser atribuida a este evento. 
Condiciones climaticas y flora,
El clima en aquella época, no solo en América del Sur, sino en todo el mundo era cálido y templado, lo que dio lugar a espesos y densos bosques tropicales, se reconocen las primeras selvas, e incluso las regiones polares, que se encontraban libres de hielo, estaban cubiertas por coníferas. 
Las plantas fósiles del Paleoceno y de los periodos posteriores son generalmente atribuidas a géneros modernos o a otros estrechamente relacionados.
Yacimientos y faunas del Paleoceno de Colombia
La gran mayoría de yacimientos del Cenozoico continental de Colombia se encuentran ubicados a lo largo del Valle del rio Magdalena, entre las cordilleras Central y Oriental, una depresión en la que durante gran parte del Cenozoico, se acumularon grandes cantidades de sedimentos continentales.
A diferencia de los yacimientos del Valle del Magdalena, en el Valle del rio Cauca los yacimientos son más escasos y pobres en restos al igual que en la depresión de Maracaibo, entre las Sierras de Perijá y Mérida, debido en parte a que estas depresiones fueron ocupadas por el mar  durante varios periodos  del Cenozoico.
Exceptuando los espectaculares hallazgos de los últimos años en la mina del Cerrejón en la Guajira, fuera de las zonas interandinas, nuestro conocimiento sobre los vertebrados cenozoicos de Colombia son casi nulos.
Debido a la naturaleza marina de sus sedimentos, la costa pacífica no ha aportado ningún yacimiento, mientras que la región oriental, a pesar de su enorme desarrollo terciario continental, tan solo ha aportado unos pocos restos que se detallarán más adelante.
Paleoceno medio (Formación Bogotá)
Se reporta el hallazgo de Etayoa bacatensis (Villaroel 1987), un xenungulado hallado en la parte superior de la formación Bogotá asignada al Paleoceno medio.
Este hallazgo es uno de los pocos reportes de mamíferos que se tienen de este periodo para el norte de Suramérica.
Paleoceno medio – Superior (Formación Cerrejón)
Ubicada en el departamento de la Guajira, su fauna comprende los hallazgos de reptiles paleocénicos pertenecientes a las familias que sobrevivieron a la extinción de finales del Cretácico hace 65 millones de años, entre las cuales se encuentran los dirosáuridos (Dyrosauridae), familia de arcosaurios que vivieron desde el Maastrichtiense (Cretácico superior) hasta el Eoceno y que han sido hallados además de Sudamérica, en África, Europa, Asia y Norteamérica.
A esta familia pertenecen las especies Cerrejonisuchus improcerus y Acherontisuchus guajiraensis descritas en este Blog.

Acherontisuchus guajiraensis

Del orden de las testudines (tortugas) encontramos a Cerrejonemys wayuunaiki  y la gigantesca Carbonemys cofrinii pertenecientes a la familia de las Podocnemidae que han sobrevivido hasta nuestros días y que encontramos en cursos de agua dulce, algunas de ellas posiblemente eran presas de la famosa y también paleocena serpiente Titanoboa cerrejonensis con quién compartió hábitat y espacio temporal.

Aunque el registro fósil de nuestro país del periodo geológico que va del Cretácico superior al Paleógeno es muy pobre, los hallazgos realizados indican una gran diversidad de especies, y en la medida que se realicen nuevos descubrimientos y nuevos estudios, se irán despejando los muchos vacíos que existen de este fascinante periodo y ayudará a comprender la evolución de la fauna sudamericana.



Referencias


R.J.G. Savage y M.R. Long 1991. Evolución de los mamíferos”. Edit. Akal.

Referencia Web

Edgardo Ortiz Jaureguizar. “La fauna de mamíferos de América del Sur y el Gran Intercambio Biótico Americano: un ejemplo de invasión natural a escala continental”. Actas I jornadas nacionales y Vl Regionales sobre Medio Ambiente, la Plata 1993 

R.Hoffstetter  1971. “Los Vertebrados Cenozoicos de Colombia. Yacimientos, faunas, problemas planteados”. Geol. Colombiana 8:37-62.

Edgardo Ortiz Jaureguizar 2009. “Evolución de la Fauna e Mamíferos de América del Sur: Evidencias, Interrogantes e Interpretaciones”. Adaptación y Evolución : 150 años después del Origen de las Especies. P 401 - 410

Wikipedia (www.wikipedia.org)


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sábado, 14 de abril de 2012

Como se descubrió Titanoboa, la serpiente más grande del mundo


Para información actualizada por favor visita https://titanoboaforest.com/titanoboa-cerrejonensis-la-serpiente-gigante-del-paleoceno-de-colombia/


En este Blog ya hemos hablado de nuestra célebre Titanoboa, hemos dado a conocer su hallazgo, hemos publicado los artículos científicos que la describen como especie, su hábitat, las especies  que convivieron con ella; como la tortuga Cerrejonemys wayuunaiki y los cocodrilos Cerrejonisuchus improcerus y Acherontisuchus guajiraensis , especies de las que probablemente se alimentaba, incluso hemos hablado del proyecto de una empresa canadiense que se encuentra construyendo un Robot inspirado en nuestra célebre boa;  pero no sabíamos como se había realizado el hallazgo y las circunstancias que permitieron su descubrimiento, por eso me pareció interesante dar a conocer este articulo de la Web www.lainformacion.com, publicado gracias al poder mediático de Titanoboa y dado a conocer al mundo, gracias a la exposición y al documental del  Museo de Historia Natural del Smithsonian.



Así se descubrió la Titanoboa, la serpiente de 12 metros 

En el año 2005, mientras visitaba la mina de carbón de Cerrejón en busca de fósiles, el estudiante colombiano Edwin Cadena encontró la vértebra de lo que parecía un cocodrilo. Meses después, el hueso llegó hasta la Universidad de Florida dentro de una caja etiquetada como "huesos de cocodrilo" y alguien se dio cuenta de que algo no cuadraba. Comparando meticulosamente el hueso, Alex Hastings y otros miembros de su equipo se quedaron petrificados: aquella vértebra pertenecía a una serpiente de un tamaño descomunal y desconocido hasta entonces.

Interesados por el descubrimiento, los científicos revisaron los centenares de fósiles etiquetados y guardados junto a los restos de tortugas gigantes y cocodrilos encontrados en la mina colombiana de Cerrejón, el mayor yacimiento de fósiles del mundo. El resultado fue el hallazgo de más de un centenar de vértebras de serpiente confundidas entre los restos de unas 28 especies.



"Tuvimos los restos de algunas serpientes durante años", asegura el paleontólogo Jonathan Bloch. "Mi única excusa para no reconocerlos es que había cogido restos de serpientes antes. Me dije: 'esto no puede ser la vértebra de una serpiente'. Es como si alguien me mostrara el cráneo de un ratón del tamaño de un rinoceronte y me dijera 'esto es un ratón'. Le diría que eso es imposible".

La investigación sobre el reptil, coordinada durante cinco años por el Instituto de Investigación Tropical del Smithsonian y el Museo de Historia Natural de Florida, fue publicada en la revista Nature y anunciada como el hallazgo de una nueva especie: la Titanoboa, una serpiente de más de una tonelada y medía unos catorce metros que vivió hace 58 millones de años en las selvas de Colombia.

Los investigadores han encontrado restos que indican que unas sesenta titanoboas vivieron en la zona y se alimentaba de tortugas gigantes y de cocodrilos, a los que atrapaba y devoraba con cierta facilidad. Para comprender el tamaño de semejante animal, sus descubridores hacen una comparación: su peso equivale al de diez jugadores de lucha libre y su longitud a la de un autobús escolar de Estados Unidos.

"Es la serpiente más grande que ha existido, de la familia de las boas, vivía en lagos y mataba a sus víctimas estrangulándolas y comiéndolas enteras", relató uno de los coordinadores de la investigación, Carlos Jaramillo, colombiano afincado en Estados Unidos.



Comparación entre vértebras de una Titanoboa c. y una anaconda actual.

Los restos del cráneo de la serpiente y de su mandíbula sugieren que la cabeza tendría alrededor de 60 centímetros, pero que sus fauces se podían abrir con más de un metro y medio de amplitud. Pero, ¿cómo alcanzó semejante tamaño? Los investigadores creen que se debió a la temperatura de la zona pantanosa en la que vivieron las serpientes. El equipo de Cerrejón publicó en 2009 que el ambiente tenía un alto contenido en dióxido de carbono y que la temperatura media pudo estar entre 30 y 33 grados centígrados. En su opinión, este calor pudo facilitar el aumento de tamaño, pero otros científicos consideran que no hay pruebas suficientes.

Para conmemorar el descubrimiento, el Museo de Historia Natural del Smithsonian de Washington ha recreado la serpiente más grande del mundo, la Titanoboa, con una réplica a tamaño real en una exposición y una reproducción virtual en un documental, ambientado en la selva tropical en la que vivió hace 58 millones de años. El documental de dos horas recrea la vida y el entorno de este reptil de récord que vivió en el actual departamento de La Guajira, en Colombia.



Referencia Web

Así se descubrió la Titanoboa, la serpiente de 12 metros. Web de noticias La Información http://www.lainformacion.com. (http://noticias.lainformacion.com/ciencia-y-tecnologia/paleontologia/asi-se-descubrio-la-titanoboa-la-serpiente-de-12-metros_PW49DBJVnZVSd7vv16kEn1/ ) [Última consulta 14.04.2012] 



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viernes, 13 de abril de 2012

Acherontisuchus guajiraensis, el cocodrilo de Aqueronte


Acherontisuchus es un género extinto de cocodrilos que habitaron junto a la gigantesca Titanoboa el noreste de Colombia durante el Paleoceno medio, hace aproximadamente 60 millones de años y constituye el segundo dirosáurido encontrado en la formación Cerrejón, 

Reino: Animalia
Filo: Chordata
Clase: Sauropsida
Subclase: Diapsida
Suborden: Crocodylomorpha

Sin clas.: Mesoeucrocodylia
Familia: Dyrosauridae
Genero: Acherontisuchus
Especie: A. guajiraensis
   
Etimologia: Acherontisuchus guajiraensis ("cocodrilo de Aqueronte de la Guajira) 


Comparación entre las mandíbulas A. guajiraensis. parte superior y  
 Cerrejonisuchus improcerus, parte inferior. (Fotografía 1)

Descripción:

Acherontisuchus es conocido por el hallazgo de cinco especímenes, incluyendo dos mandíbulas inferiores, fragmentos de la mandíbula superior, fragmentos de cuatro dientes, dos costillas, un segmento superior de la columna vertebral, una vértebra sacral, falsas costillas parciales, un hueso coxal parcial, un fémur, y un metatarso de la pata, proveniendo todos estos restos de la formación Cerrejón del noreste de la actual Colombia, en el departamento de La Guajira, siendo descritos en 2011 por un equipo estadounidense dirigido por Alex Hastings en ​​la publicación científica Paleontology junto a Jonathan Bloch y Carlos A. Jaramillo. 

Acherontisuchus fue encontrado en varias capas entre las vetas de carbón, dándole una amplia distribución temporal a través de la formación. Tal y como lo comentabamos antes, otro dirosáurido más pequeño llamado Cerrejonisuchus improcerus fue descrito en la misma zona en el año 2010, pero sólo está presente en una única capa de la formación.

Acherontisuchus es considerado como un dirosáurido de hocico largo, o longirrostrino. Su hocico es más corto que el de Dyrosaurus, Atlantosuchus, Rhabdognathus y Congosaurus
Algunos de sus dientes tienen pronunciadas ranuras en ambos lados. La mandíbula superior es más ancha que alta. 
Se ha estimado el tamaño de su cabeza en unos 72 - 86 centímetros de largo, un tamaño medio para un dirosáurido. Crecía hasta un tamaño relativamente grande comparado a otras especies de su familia, entre 4.66 a 6.46 metros de largo.


Hastings muestra un hueso de la pelvis de A. guajiraensis. Otros de los hallazgos fósiles incluyen partes de la mandíbula inferior y superior, así como los dientes, las costillas y un dedo del pie. (Fotografía 2)

Paleobiología

Acherontisuchus vivió en los hábitats de agua dulce y de selva tropical que existieron en el norte de Colombia durante el paleoceno, alimentándose primordialmente de peces gracias a su hocico largo y estrecho, similar al de los actuales falsos gaviales. Otros miembros de su familia, los dirosáuridos como Guarinisuchus eran también piscívoros, pero de vida mayormente oceánica, mientras que esta especie, indica que el grupo tras la extinción del límite Cretácico-Terciario empezó a rellenar nichos ecológicos vacíos, en este caso "regresando" a los ecosistemas fluviales. 
Como los crocodilianos actuales, los dirosáuridos eran capaces de controlar su grado de inclinación y flotabilidad en al agua contrayendo los músculos que se extienden entre el abdomen y la cadera. Una proyección de hueso en la parte posterior de la cadera llamada el eje isquial sirve como ancla para los músculos que controlan la inclinación. Acherontisuchus tenían un delgado eje isquial, lo que sugiere que los músculos que controlan su posición en el agua estaban menos desarrollados. Los dirosáuridos oceánicos evolucionaron un avanzado sistema de corrección de la inclinación como una adaptación a las duras corrientes oceánicas. 
Dado que Acherontisuchus vivía en un ambiente de agua dulce poco profunda, tenía menos necesidad de controlar su posición.

Reconstrucción del hábitat de A. guajiraensis
al fondo, Titanoboa, la serpiente más grande del mundo


Basándose en la forma de sus costillas y huesos de sus extremidades, Acherontisuchus probablemente tenía fuertes músculos a lo largo de su espalda y en sus miembros posteriores como para permitirle moverse en tierra. Probablemente vivía en ríos que estaban alejados del océano. 
En estos ríos de tierra adentro, Acherontisuchus probablemente se alimentaba de peces dipnoos y anguilas. Este crocodilomorfo grande coexistía con la serpiente más grande conocida en el mundo, Titanoboa de 1,2 toneladas de peso, con la que pudo haber competido ocasionalmente por el alimento. Hastings escribió: "Con seguridad, los ejemplares más jóvenes corrían riesgos con Titanoboa, pero los más grandes podrían haber sido demasiado para la serpiente de 13 metros."

El investigador del Museo de Historia Natural de Florida, Alex Hastings, tomando las medidas de la mandíbula de A. guajiraensis. (Fotografía 3)

Filogenia

Acherontisuchus está cercanamente relacionado a otros dirosáuridos tanto de África como de América. El análisis filogenético desarrollado en su primera descripción científica situó a Acherontisuchus en un clado derivado de dirosáuridos que incluye a Hyposaurus de Norteamérica, Congosaurus, Atlantosuchus, y Rhabdognathus de África, y Guarinisuchus de Suramérica. Las relaciones entre los dirosáuridos no están bien resueltas, por lo que Acherontisuchus fue colocado en una politomía con Hyposaurus, Congosaurus, y un grupo que contiene a otros parientes cercanos. Acherontisuchus tenía varias características primitivas que lo distancian de otros miembros del derivado clado de dirosáuridos, incluyendo dientes uniformemente espaciados y una amplia conexión entre las dos mitades de la mandíbula inferior.

Los investigadores del Museo de Florida, en la Formación Cerrejón. (Fotografía 4)


Video explicativo del Museo de Historia Natural de Florida (En inglés)




Aclaración:

El Post es una transcripción del artículo publicado en Wikipedia (http://es.wikipedia.org/wiki/Acherontisuchus) [Última consulta 13.04.2012] 


Referencias Web


Hastings, A.K., Bloch, J., & Jaramillo, C.A. (2011). «A new longirostrine dyrosaurid (Crocodylomorpha, Mesoeucrocodylia) from the Paleocene of north-eastern Colombia: biogeographic and behavioural implications for new-world dyrosauridae». Paleont. 54 (5):  p. 1095-1116.

Jennifer Viegas. Crocodile Ancestor Found Near World's Largest Snake. Discovery News. 14.09.2011

Descubren en Colombia un cocodrilo extinto que fue rival de la mayor serpiente de la historia. Web de noticias www.colombia.com. (http://www.colombia.com/tecnologia/noticias/sdi/22490/descubren-en-colombia-un-cocodrilo-extinto-que-fue-rival-de-la-mayor-serpiente-de-la-historia) [Última consulta 13.04.2012] 


Créditos fotografías:

Reconstrucción de A. guajiraensis  por Danielle Byerley (Museo de Historia Natural de Florida)

Fotografías 1,2 & 3 por Kristen Grace (Museo de Historia Natural de Florida)

Fotografías 4 por Edwin Cadena (Museo de Historia Natural de Florida)



Todas las imágenes y fotografías aquí publicadas son propiedad de sus respectivos autores.









 



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