Es
costumbre en nuestro Blog alternar
noticias de hallazgos paleontológicos recientes y a su vez rescatar artículos
que ya tienen varios años de haberse publicado, y que hacen parte de ese desconocido
tesoro paleontológico de nuestro país,
en esta ocasión rescatamos un artículo de 1960 que nos habla del
hallazgo y descripción de un Bóvido del pleistoceno de la sabana de Bogotá,
descrito por el Biólogo colombiano Jorge Hernández Camacho y por el
paleontólogo catalán Jaume de Porta i Vernet,
pero antes de hablar sobre la especie hallada en Colombia, vamos a hacer
una rápida introducción para saber más acerca de esta importante familia de
mamíferos.
Origen y distribución de la familia
Bovidae
Los
bóvidos son una familia de mamíferos artiodáctilos, (ungulados cuyas
extremidades terminan en un número par de dedos) que incluyen animales tan conocidos como los
toros, los antílopes, las ovejas, las cabras y los bisontes, siendo el grupo
más diverso de ungulados vivos.
La
familia Bovidae se encuentra distribuida principalmente en el viejo mundo
aunque podemos encontrar algunas
especies en Norteamérica. Son animales totalmente herbívoros, sociales y
gregarios que forman manadas de varias decenas de individuos lideradas
normalmente por un macho. Sus miembros
presentan cuernos sobre sus cabezas, y los
miembros más grandes de la familia Bovidae pueden llegar a pesar cerca de una
tonelada. Solemos encontrarlos habitando praderas, monte bajo, desiertos,
bosques, pantanos e incluso la tundra ártica.
La
evolución de la familia de los bóvidos está caracterizada por migraciones
globales, radiaciones adaptativas y extinciones en masa que en su conjunto moldearon
la compleja historia evolutiva del
grupo, configurada además por una amplia
variedad de mecanismos y fenómenos naturales que dieron origen a los 49 géneros existentes y a
las 143 especies conocidas, la mayoría de las cuales son endémicas del
continente africano.
El
registro fósil parece indicar que los primeros bóvidos se originaron durante el
Oligoceno en Asia, y que probablemente
llegaron al continente africano a principios del Mioceno, esta radiación
temprana y la división continental entre África y Eurasia es la responsable de
la temprana diversificación entre los Boodontia que incluyen los Bovinae de
origen Euroasiático y los Aegodontia que continuaron su evolución en el
continente africano e incluye todas las demás familias de bóvidos. Es
importante anotar que durante el Mioceno superior se registra una enorme
diversificación de la familia Bovidae y que está estrechamente relacionada con
la aparición de las grandes sabanas africanas.
En
Europa el bóvido más antiguo procede de rocas del Mioceno medio y muestra un
origen asiático.
La
compleja sistemática de esta familia ha sufrido numerosos cambios debido a la
controversia que genera entre los investigadores las relaciones entre los distintos
géneros fósiles debido sobre todo a la gran diversificación que alcanzó la
familia durante el Mioceno y a las numerosas convergencias observadas entre los
diferentes representantes de la familia.
La Subfamilia Bovinae
Los
bovinos representan la rama más precoz de los bóvidos, el registro fósil
sugiere que surgió en Asia siendo los fósiles más antiguos de hace alrededor de
18,5 millones de años llegando a Europa
y África en la transición Mioceno – Plioceno.
Distribución
del hábitat de Bos primigenius. Autor: Christophe Cagé, 2007.
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Es
importante mencionar la trascendencia que ha
tenido la subfamilia de los bovinos en la historia del hombre gracias a la domesticación de muchas de sus
especies, entre las que merece mención especial Bos primigenius también conocido uro euroasiático, un bovino
extinto de gran tamaño nativo de Asia central que se extendió por India,
Oriente medio, Asia, África y Europa y cuyas subespecies (B. primigenius primigenius o uro europeo, B. primigenius africanus o uro africano y B. primigenius namadicus o uro indio), dieron origen al actual Bos taurus o ganado doméstico actual. La última sub-especie que
sobrevivió fue la europea registrándose la muerte del último ejemplar en un bosque polaco en 1627.
Pintura rupestre del
paleolítico que representa un Uro europeo (B.
primigenius primigenius). Cueva de Lascaux, Francia
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Pintura rupestre del
paleolítico superior donde se aprecia un Bisonte. Cueva de Altamira, España
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Migración a Norteamérica
Durante
la última glaciación la elevada concentración de hielo en los continentes
contribuyó al descenso en el nivel del
mar, lo que propicio el levantamiento de puentes terrestres como el conocido
como “Puente de Beringia”, que permitió durante cortos periodos de tiempo geológico
que la masa continental asiática (Siberia) quedara unida a la parte
norteamericana (Alaska) permitiendo el intercambio de especies en ambas direcciones.
Una de las especies que se cree realizó
esta migración fue precisamente el ser humano, ya que una de las teorías sobre
el poblamiento del continente americano
nos dice que es en esta época cuando el Homo sapiens atravesó Beringia
para llegar al Nuevo Mundo, quizás persiguiendo las grandes manadas de que
cruzaban el puente temporal que unía ambos continentes.
Varias
especies de bóvidos, especialmente caprinos y bovinos migran también de Asia
central a Norte América y una de las especies que migra alcanzando un rotundo
éxito en Norte América es el bisonte, con gran variedad de especies fósiles
descritas, entre las que encontramos al pleistocénico Bisonte priscus o bisonte estepario que ha sido hallado también en
Asia central y Europa, (del que se asume dio origen al actual bisonte europeo a
comienzos del Holoceno).
Otras
especies de bisontes que evolucionaron en Norte América comprenden B. latifrons, B. occidentalis y B. antiquus
cuyos fósiles han sido hallados en América central, más concretamente al norte de Nicaragua, confirmando la gran
distribución que alcanzó el grupo especialmente durante el Rancholabreano (NALMA),
pero es precisamente esa distribución la que luego nos hace preguntarnos porque
otras especies como los caballos se difundieron en el Pleistoceno desde el
norte hacia el sur de América y especies como los bisontes no lo consiguieron.
Sin
embargo existen reportes aislados de la presencia de bóvidos en Sudamérica, representados
por los dudosos géneros Platatherium de
Argentina y Colombibos de Colombia,
aunque como remarca Hoffsteter en 1968, parece improbable la presencia de
bóvidos en Suramérica debido al hecho que son animales fundamentalmente
sociales que viven en grandes manadas y este comportamiento no concuerda con
los pocos y aislados restos encontrados.
Colombibos
atactodontus, el bóvido
del pleistoceno (¿?) de Colombia
En
1958 se entregan al entonces Museo Geológico Nacional unos restos que incluyen
un maxilar derecho incompleto atribuido a un bóvido indeterminado, junto con
restos de Haplomastodon que incluyen un molar, una cabeza de fémur y el extremo
distal de la tibia.
Diferentes vistas de la rama
mandibular de Colombibos. Tomada de “Un
nuevo Bóvido pleistocénico de Colombia: Colombibos
atactodontus”. Pág. 48
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El
maxilar fue estudiado por los investigadores
Jorge Hernández Camacho y Porta i
Vernet en 1960 y describen los restos de un bóvido de gran talla similar al
género Bos y que fue bautizado Colombibos
atactodontus,
La
comparación entre los restos evidencian que el grado de fosilización del
maxilar de Colombibos atactodontus, es
menor que en los restos de Haplomastodon,
si a esto además le sumamos el hecho que se desconocen las condiciones y el
lugar exacto del hallazgo, hacen improbable que se asocien ambos géneros al
mismo nivel estratigráfico, aunque se sabe con certeza que proceden de
cercanías de la localidad boyacense de Soatá donde se han reportado gran
cantidad de hallazgos de fauna pleistocénica que incluyen chigüiros, cánidos,
ciervos y mastodontes.
La
presencia de restos de bovinos indica la presencia de una vegetación tipo
sabana o de bosque ralo poco poblado que
permitiría a las manadas moverse sin dificultad. Es posible que este escenario
se formara en un periodo interglaciar o post glaciar, aunque como lo mencionábamos antes, al no conocerse
la procedencia exacta de los restos, no es posible determinar con exactitud la antigüedad
de los restos aunque para Hernández Camacho & J. Porta no hay ninguna duda
que Colombibos corresponde al
pleistoceno superior.
La
principal diferencia que encontraron los investigadores para diferenciar Colombibos del género Bos está basada en un molar que en Colombibos se identifica como premolar
(P4) pero que podría ser el equivalente al diente de leche DP4 de Bos.
Solo
nuevos hallazgos o una nueva revisión de dicho material despejaría las dudas para saber si realmente Colombibos es una nueva especie de
Bóvido del Pleistoceno o si como deja entrever Hoffsteter es un ejemplar del
género Bos de edad más reciente.
Referencias:
Hernández Camacho & J. Porta
1960. Un nuevo Bóvido pleistocénico de Colombia: Colombibos atactodontus. Bol. Geol., Bucaramanga, n9 5, p. 41.52,
1
lam.
R.Hoffstetter 1971. “Los Vertebrados Cenozoicos de
Colombia. Yacimientos, faunas, problemas planteados”. Geol. Colombiana 8:37-62.
Guillermo E. Alvarado, Spencer G. Lucas & Luis Gómez 2008.
Evidencias directas e indirectas sobre la probable coexistencia de bisontes y
el ser humano en Centroamérica durante el Holoceno. Revista geológica de América Central, ISSN 0256-7024, Nº. 39, 2008,
págs. 53-64
Roberto Díaz Sibaja 2013. Los Rumiantes (Ruminantia: Bovidae y Cervidae)
del Pleistoceno (Rancholabreano) de dos sitios del centro-occidente de México. Tésis Universidad Michoacana de San Nicolás
de Hidalgo. Facultad de Biología. Pp 1 -138
Wilson, M.C., L.V. Hills, y B. Shapiro 2008. Late
Pleistocene northward-dispersing Bison antiquus from the Bighill Creek
Formation, Gallelli. Gravel Pit, Alberta, Canada, and the fate of Bison occidentalis. Canadian Journal of Earth Sciences (7 edition)
45: 827–859
Web:
Wikipedia
Página Web “The sixth Extinction” http://www.petermaas.nl/extinct/speciesinfo/aurochs.htm
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