En
la siguiente entrada reproducimos un artículo publicado por la Agencia de Noticias
de la Universidad Nacional de Colombia, con relación a los estudios y
descubrimientos que se están llevando a cabo en Castilletes, norte de la península
de la Guajira y de los cuales hemos venido informando en entradas anteriores.
Chiguiros y tapires de hace menos de 20
millones de años
Fósiles
de chigüiros de más de tres millones de años, tapires y osos perezosos gigantes
forman parte de la variedad de restos hallados en la península de La Guajira,
que dan cuenta del bosque que debió existir hace no menos de 20 millones de
años, en lo que ahora es desierto.
Un
equipo de investigadores de la U.N. trabaja con el Instituto Smithsonian para
rescatar los rastros de la naturaleza perdida.
De
las más de nueve millones de hectáreas de bosques secos que llegaron a cubrir
el territorio nacional, hoy solo queda el 8 %, lo que ubica a este ecosistema
entre los más amenazados del país. Precisamente, uno de estos bosques
predominaba en la Alta Guajira, donde hoy el paisaje está dominado por el
desierto.
Una
de las especies que habitó este lugar y que más llamó la atención dentro de los
fósiles de mamíferos hallados, fue un chigüiro de aproximadamente 3,2 millones
de años, que se convirtió en el primer registro de un fósil de esta edad en el
país y en el más cercano al istmo de Panamá.
“Perteneció
a un género extinto caracterizado por su gran tamaño, mucho mayor al de los
actuales. Las diferencias más grandes radican en la dentadura y en algunos
rasgos del cráneo, que permiten establecer que estamos tratando con una nueva
especie”, afirma María Camila Vallejo, bióloga de la U.N. que hizo parte de la
investigación.
Es
importante tener en cuenta que, en la actualidad, en el país existen dos
especies de chigüiros: el Hydrochoerus hydrochaeris, con distribución en los
Llanos Orientales y el Amazonas, y el Hydrochoerus isthmius, que habita al
norte de Colombia, Panamá y Venezuela. No obstante, hoy en la Alta Guajira
colombiana no se encuentra ninguna de estas dos.
La
aparición de esta nueva especie permite comprender cómo este grupo de roedores
de gran tamaño se ha distribuido a través del tiempo, desde sus orígenes en
Argentina, hace aproximadamente 11 millones de años.
La
privilegiada posición geográfica de nuestro país, unido al istmo de Panamá, lo
ha convertido en uno de los principales corredores de animales y plantas a
través del tiempo geológico. Así, se puede pensar en Colombia como puerta de
entrada y salida, un punto casi obligado para muchas especies que migraron de
Norteamérica a Suramérica y viceversa.
Sedimentos acumulados
La
Guajira alberga una secuencia muy espesa de sedimentos acumulados a lo largo de
millones de años, lo cual abre la posibilidad de estudiar el cambio de esta
zona, según los animales que vivían allí y las condiciones que debía tener este
ambiente para soportar la vida de diferentes especies a lo largo del tiempo
geológico.
Así
lo explica Gustavo Ballen, estudiante de la Maestría en Biología de la
Universidad Nacional, quien realizó su tesis sobre los hallazgos ictiológicos
en Castilletes y hoy hace parte del equipo que investiga los restos, junto con
otros egresados de la Institución.
Por
ser una zona desértica, la roca se encuentra erosionada, debido al viento, al
agua y a los cambios de temperatura. Allí, poco a poco, empezaron a aparecer
restos de vertebrados muy grandes que llamaron la atención de los
investigadores, por lo cual los han venido desenterrando.
Dentro
de las especies halladas, se destacan los astrapoterios, ejemplares parecidos a
los tapires, pero con dientes exteriores. También se encontraron gliptodontes,
enormes mamíferos similares al armadillo; purussaurus, caimanes que podían
llegar a medir hasta 13 metros de longitud; y perezosos gigantes.
También
se hallaron restos de marsupiales —como las chuchas o zarigüellas—, ratones,
aves serpientes y organismos similares a los venados.
Río caudaloso guajiro
Para
que estos animales pudieran habitar allí, La Guajira ha tenido que cambiar
mucho en estos 20 millones de años.
El
biólogo Ballen indica que tenían que existir afluentes muy parecidos al
Orinoco, aunque no de la misma magnitud. “Si bien había influencia marina, la
presencia de agua dulce permitía la permanencia de ciertos animales, lo cual
abre una gran incógnita: ¿por qué La Guajira actualmente no tiene ningún
drenaje que permita la salida de un río grande?”.
Hay
que tener en cuenta que este punto se encuentra en la mitad de dos drenajes: el
lago Maracaibo y el río Magdalena, y que los peces de agua dulce que se han
encontrado son de grupos que en la actualidad solo habitan en el Orinoco.
“Hay
que pasar la Serranía de Mérida, en Venezuela, y la Serranía de Perijá, en
Colombia, para llegar. Eso demuestra que tuvo que existir un río grande
saliendo al Caribe por ese lado, no necesariamente el Orinoco, pero podría
tratarse de un pedazo del drenaje Orinoco-Amazonas”, sostiene el experto.
Según
los hallazgos, este ecosistema podría equivaler a bosques secos como los que se
encuentran en el norte de Colombia, en la cuenca baja del Magdalena e incluso
en la misma Guajira, al sur del departamento.
A
pesar de que no hay respuestas con respecto a la modificación tan radical que
experimentó la región, es probable que dicho fenómeno haya tenido que ver con
el cambio climático de la época.
Para
los investigadores, la desaparición de este bosque significaría que el clima cambió
drásticamente en los últimos tres millones de años.
Referencias:
Chiguiros y
tapires de hace menos de 20 millones de años. Fuente: Agencia
de Noticias de la Universidad Nacional | 29 de mayo de 2015 (http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/ndetalle/article/chigueiros-y-tapires-habitaron-la-alta-guajira-hace-menos-de-20-millones-de-anos.html)
[Última consulta 04.06.2015]
Familia
de capibaras (http://animalembassy.com/photo/capybara-family)
|
Cartel
informativo de la conferencia llevada a cabo por la investigadora Maria Camilo
Vallejo-Pareja el pasado mes de febrero en la Universidad de los Andes con
relación a los hallazgos de Chigüiros fósiles en el norte de la península de La Guajira.
La Guajira pudo haber
sido un inmenso bosque
Un
equipo de investigadores halló rastros de especies que habitaban cuerpos de
agua y bosques.
Fósiles
de chigüiros de más de tres millones de años, tapires y osos perezosos gigantes
forman parte de los restos hallados en la península de La Guajira por
investigadores de la Universidad Nacional y el Instituto Smithsonian (sede
Panamá), quienes se dieron a la tarea de rescatar los rastros de naturaleza
perdida en medio del paisaje desértico.
Los
hallazgos aportan pistas del tipo de bosque que debió existir hace no menos de
20 millones de años en esta zona del país.
Una
de las especies que habitó este lugar, y que más llamó la atención entre los
fósiles encontrados, fue un chigüiro de aproximadamente 3,2 millones de años,
que se convirtió en el primer registro de un vestigio de esta edad en nuestro
país y en el más cercano al istmo de Panamá.
“Perteneció
a un género extinto caracterizado por su gran tamaño, mucho mayor al de los
actuales. Las diferencias radican en la dentadura y en algunos rasgos del
cráneo”, explica María Camila Vallejo, bióloga que participó en la
investigación.
Esta
zona del país tiene una enorme cantidad de sedimentos acumulados que les
permitieron a los investigadores estudiar los cambios, según las condiciones
que debía tener el ambiente para soportar la vida de las especies.
A
pesar de que no hay respuestas sobre el cambio que experimentó la región, es
probable que dicho fenómeno haya estado relacionado con el cambio climático de
la época.
“Tuvimos
bosques en La Guajira y luego vinieron las glaciaciones. No supimos qué pasó,
pero somos conscientes de que eso afectó profundamente el paisaje en
Suramérica. Después vino una época más cálida, la del Holoceno, cuando esta
parte quedó desértica”, explica Vallejo.
El
chigüiro, considerado el roedor más grande, siempre ha estado relacionado con
ríos o lagos. Por lo tanto, según los investigadores, hallarlo en esta zona del
país indica que existieron corrientes de agua que desaparecieron en una
desertificación progresiva.
Esto
se comprobó con el hallazgo de una gran cantidad de invertebrados como
moluscos, equinodermos, cangrejos, al igual que vertebrados como tiburones y
rayas que datan de 5 millones de años aproximadamente y solo podrían
encontrarse en cuerpos de agua grandes y constantes.
“Si
bien había influencia marina –dice–, la presencia de agua dulce permitía la
permanencia de ciertos animales, lo cual abre una gran incógnita: ¿por qué hoy
La Guajira no tiene ningún drenaje que permita la salida de un río grande?”,
explica Gustavo Ballén, estudiante de la maestría en Biología de la Universidad
Nacional
Entre
las especies halladas también están los astrapoterios, ejemplares parecidos a
los tapires pero con dientes exteriores, al igual que gliptodontes (enormes mamíferos
similares al armadillo); Purussaurus, caimanes que llegaron a medir hasta 13
metros de longitud, y perezosos gigantes.
La
investigación también encontró otros fósiles de mamíferos pertenecientes al
género Artiodactyla (grupo de vacas, camellos y pecarís) y pampaterios
(litopternos y notoungulados), herbívoros de gran tamaño que eran endémicos de
Suramérica y están extintos.
Aunque
es muy difícil imaginar que en medio de la desertificación de La Guajira hayan
existido fuentes de agua, varias especies de plantas y grupos de animales
hallados comprueban que la península sí las tuvo.
Los
investigadores no ponen en duda que aún hay mucho por explorar. Por ahora,
muchos de los fósiles hallados serán llevados a la Universidad del Norte
(Barranquilla). Dentro de la investigación, también vale la pena resaltar el
papel de universidades extranjeras como las de la Florida, Cornell, Zúrich,
Alberta y Rochester.
Referencias:
La Guajira pudo haber sido un inmenso bosque. Fuente:Periódico El Tiempo 30 de
junio de 2015 (http://www.eltiempo.com/estilo-de-vida/ciencia/econtraron-fosiles-en-la-guajira/16023082)
[Última consulta 01.07.2015]
Comentario Final:
Solo
quería aclarar y siempre bajo mi opinión
personal en
relación al artículo de la Universidad Nacional, que hubiera sido más correcto obviar la palabra “tapir” del
título del artículo, ya que como el mismo artículo menciona, el descubrimiento
realmente hace referencia a astrapoterios, mamíferos meridiungulados
suramericanos de los que suele decirse eran de aspecto similar a los tapires,
sobre todo porque al igual que estos, sus restos craneales parecen indicar que tenían
una corta probóscide, pero que salvo esta
¿convergencia evolutiva? ambas especies no estaban emparentadas.
La
falta de rigor a la hora de escribir este tipo de información puede crear
confusión al lector
Todas
las imágenes y fotografías aquí publicadas son propiedad de sus respectivos
autores.
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