El
Canal del Dique (Bolívar), Buesaco (Nariño) y Villa de Leyva (Boyacá), en
Colombia, fueron el escenario de sendos descubrimientos de restos de
mastodontes (viejos ancestros de los elefantes).
En cuanto a los
mastodontes, Carl Langebaek, decano de la facultad de Ciencias Sociales de la
Universidad de los Andes y arqueólogo que ha trabajado durante varios años en
Villa de Leyva, afirma que estos restos sólo serán interesantes si se
pueden asociar a la actividad humana de entonces.
Hallazgos ha
habido desde tiempos históricos -afirma-. Incluso Von Humboldt envió a Europa
un reporte de un descubrimiento suyo, porque se creía que los restos
pertenecían a descomunales gigantes. Por eso, lo que nos interesa ahora es que
con las excavaciones posteriores encontremos pistas con las cuales los podamos
involucrar al hombre .
En Cartagena,
por ejemplo, hace unos días fue hallada una pieza de 250 kilos que parece ser
un mastodonte. El sitio exacto se llama Puerto Badel, un poblado cercano a
Pasacaballos, donde hace diez años se encontraron unos restos similares.
Según el decano
de la facultad de Ciencias Humanas de la Universidad de Cartagena, Harold
Valencia López, el hallazgo se produjo de manera accidental hace 15 días,
cuando el ingeniero Alvaro Durango, un amante de la caza, se paseaba por una
finca del corregimiento Puerto Badel, en la zona de influencia del Canal del
Dique.
Durante su
faena, Durango se dio cuenta de que unos operarios que utilizaban una
retroexcavadora para hacer un pozo en el predio sacaron la enorme pieza y
sospechó que no se traba de una piedra cualquiera. De inmediato mandó parar la
máquina. En el lugar emergió una especie de dentadura gigante.
La pieza reposa
hoy sobre una improvisada base de madera en las oficinas de la facultad, y
decenas de profesores, estudiantes y curiosos entran a verla y a tocarla.
Sin embargo, no
faltan las especulaciones sobre su autenticidad. Hace diez anos, un viejo del
poblado contó lo que, según él, sería el verdadero origen de los huesos y el
colmillo.
Qué mamut ni qué
nada. Esos son los huesos de un viejo elefante que se le murió a un circo pobre
que estuvo hace muchos años en Pasacaballos y que enterramos aquí mismo , dijo
el viejo, que con su historia acabó de tajo la bulla de varias semanas sobre el
supuesto animal prehistórico y hasta con las ganas de investigar si era cierto
o no.
El de Nariño.
Los pobladores
de Buesaco encontraron, durante los trabajos de ampliación de una carretera, un
extraño fósil que a primera vista parece hacer parte del cráneo de un animal
gigante.
La pieza
permanece hace seis meses cubierta por ocho tablas, en la pared de una ladera
mordida por una retroexcavadora cuando realizaba trabajos de ampliación de la
única vía de acceso que existe en esa zona conocida como Loma de las Minas, a
dos horas de camino desde el casco urbano.
Gran parte de la
osamenta que apareció ese día bajo la acción de la máquina cayó a lo profundo
de un abismo. En esa época nadie se percató de lo que había, pero ahora
empezaron a caer partes del esqueleto y creemos que se trata de algo importante
para la humanidad , dice Noé Gómez, un campesino de ese lugar en los límites entre
Nariño y Putumayo.
Muchos son los
campesinos que aseguran que a su paso por Loma de las Minas se encontraron
huesos, que recogieron, pero que con el tiempo y luego de manipularlos se han
deshecho.
Para la
antropóloga Claudia Afanador, de la Universidad de Nariño, se trata de algo
extraordinario, pero es mejor esperar los resultados de las investigaciones
científicas .
De hecho a una
hora de camino de Loma de las Minas, montaña arriba, se encuentra la
Jubanguana, en donde se da inicio a una enorme planicie, que según los
campesinos, podría ser el lugar sagrado de comunidades aborígenes hasta ahora
desconocidas.
Hasta allá han
llegado expertos guaqueros que aseguran haber encontrado cementerios indígenas
de los cuales extraen los infieles (todos los elementos más preciados con los
que eran enterrados los difuntos) y desechan el resto del entierro.
Jubanguana es
una palabra que hace parte del dialecto del pueblo Kamentsá que habita entre
los municipios de Santiago, Colón y Sibundoy en el alto Putumayo. Según narraciones
históricas, este grupo se reunía en apartados lugares durante varios días en
diferentes meses del año para darle gracias a Bengbe Betsá (Nuestro gran
Creador) y reflexionaba sobre Bengbe Betsetfangbe Jajañám (la chagra de
nuestros Mayores), en ritos milenarios.
Referencias:
Redacción. La arqueología esta de
buenas.Fuente: El Tiempo 29.04.2004. (https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-1531478) [Última consulta 16.01.2023].
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