sábado, 16 de julio de 2016

La arqueología (Paleontología) está de buenas (mastodontes en Bolívar, Nariño y Boyacá)

El Canal del Dique (Bolívar), Buesaco (Nariño) y Villa de Leyva (Boyacá), en Colombia, fueron el escenario de sendos descubrimientos de restos de mastodontes (viejos ancestros de los elefantes).

En cuanto a los mastodontes, Carl Langebaek, decano de la facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de los Andes y arqueólogo que ha trabajado durante varios años en Villa de Leyva, afirma que estos restos sólo serán interesantes si se pueden asociar a la actividad humana de entonces.

Hallazgos ha habido desde tiempos históricos -afirma-. Incluso Von Humboldt envió a Europa un reporte de un descubrimiento suyo, porque se creía que los restos pertenecían a descomunales gigantes. Por eso, lo que nos interesa ahora es que con las excavaciones posteriores encontremos pistas con las cuales los podamos involucrar al hombre .

En Cartagena, por ejemplo, hace unos días fue hallada una pieza de 250 kilos que parece ser un mastodonte. El sitio exacto se llama Puerto Badel, un poblado cercano a Pasacaballos, donde hace diez años se encontraron unos restos similares.

Según el decano de la facultad de Ciencias Humanas de la Universidad de Cartagena, Harold Valencia López, el hallazgo se produjo de manera accidental hace 15 días, cuando el ingeniero Alvaro Durango, un amante de la caza, se paseaba por una finca del corregimiento Puerto Badel, en la zona de influencia del Canal del Dique.

Durante su faena, Durango se dio cuenta de que unos operarios que utilizaban una retroexcavadora para hacer un pozo en el predio sacaron la enorme pieza y sospechó que no se traba de una piedra cualquiera. De inmediato mandó parar la máquina. En el lugar emergió una especie de dentadura gigante.

La pieza reposa hoy sobre una improvisada base de madera en las oficinas de la facultad, y decenas de profesores, estudiantes y curiosos entran a verla y a tocarla.

Sin embargo, no faltan las especulaciones sobre su autenticidad. Hace diez anos, un viejo del poblado contó lo que, según él, sería el verdadero origen de los huesos y el colmillo.

Qué mamut ni qué nada. Esos son los huesos de un viejo elefante que se le murió a un circo pobre que estuvo hace muchos años en Pasacaballos y que enterramos aquí mismo , dijo el viejo, que con su historia acabó de tajo la bulla de varias semanas sobre el supuesto animal prehistórico y hasta con las ganas de investigar si era cierto o no.

El de Nariño.

Los pobladores de Buesaco encontraron, durante los trabajos de ampliación de una carretera, un extraño fósil que a primera vista parece hacer parte del cráneo de un animal gigante.

La pieza permanece hace seis meses cubierta por ocho tablas, en la pared de una ladera mordida por una retroexcavadora cuando realizaba trabajos de ampliación de la única vía de acceso que existe en esa zona conocida como Loma de las Minas, a dos horas de camino desde el casco urbano.

Gran parte de la osamenta que apareció ese día bajo la acción de la máquina cayó a lo profundo de un abismo. En esa época nadie se percató de lo que había, pero ahora empezaron a caer partes del esqueleto y creemos que se trata de algo importante para la humanidad , dice Noé Gómez, un campesino de ese lugar en los límites entre Nariño y Putumayo.

Muchos son los campesinos que aseguran que a su paso por Loma de las Minas se encontraron huesos, que recogieron, pero que con el tiempo y luego de manipularlos se han deshecho.

Para la antropóloga Claudia Afanador, de la Universidad de Nariño, se trata de algo extraordinario, pero es mejor esperar los resultados de las investigaciones científicas .

De hecho a una hora de camino de Loma de las Minas, montaña arriba, se encuentra la Jubanguana, en donde se da inicio a una enorme planicie, que según los campesinos, podría ser el lugar sagrado de comunidades aborígenes hasta ahora desconocidas.

Hasta allá han llegado expertos guaqueros que aseguran haber encontrado cementerios indígenas de los cuales extraen los infieles (todos los elementos más preciados con los que eran enterrados los difuntos) y desechan el resto del entierro.

Jubanguana es una palabra que hace parte del dialecto del pueblo Kamentsá que habita entre los municipios de Santiago, Colón y Sibundoy en el alto Putumayo. Según narraciones históricas, este grupo se reunía en apartados lugares durante varios días en diferentes meses del año para darle gracias a Bengbe Betsá (Nuestro gran Creador) y reflexionaba sobre Bengbe Betsetfangbe Jajañám (la chagra de nuestros Mayores), en ritos milenarios.

Referencias:

Redacción. La arqueología esta de buenas.Fuente: El Tiempo 29.04.2004. (https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-1531478) [Última consulta 16.01.2023].








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