El
año 2015 pasará a la historia de la paleontología colombiana como el año en el
que se describió por primera vez un dinosaurio (Padillasaurus leivaensis) para nuestro país, pero aunque quizás
ese sea el hallazgo más importante que se ha hecho este año, no es el único... también
hemos visto como se ha descrito una nueva especie de “gusano marino” (Protopholoe colombiana) hallado en
rocas del Cretácico superior; también
del Cretácico pero inferior se describió un nuevo ejemplar de ictiosaurio (Muiscasaurus catheti), reptil marino
que convivió con otra especie también descrita este año y que probablemente sea
la tortuga marina más antigua descrita hasta la fecha (Desmatochelys padillai), todos estos hallazgos provienen del
departamento de Boyacá, pero a la par que se describían estas nuevas especies
también se informaba del hallazgo de un mastodonte en el Huila y se seguían
reportando más hallazgos de ese rico yacimiento ubicado en el norte de la
península de la Guajira conocido como Castilletes, Cocodrilos, Gliptodontes,
“Chiguiros”, astrapoterios junto a otra gran cantidad de animales están siendo
estudiados por investigadores colombianos y extranjeros gracias a diversas
instituciones como el instituto Smithsonian dirigidos por el paleontólogo colombiano Carlos
Jaramillo.
Y es
precisamente de ese yacimiento de donde proviene la última especie fósil
descrita en nuestro país, se trata de un metaterio carnívoro bautizado como Lycopsis padillai , un mamífero emparentado
con los marsupiales y que vivió durante el Mioceno en lo que hoy es la actual
península de la Guajira.
Pero, ¿qué es un Metaterio?
Para
comprender las particularidades generales que describen el grupo al que
pertenece la nueva especie descrita en nuestro país, vamos a explicar que son
los metaterios y cuales son las características que los definen y diferencian
de otros mamíferos.
Los
mamíferos se clasifican en 3 Clados que se diferencian entre sí por una serie
de características de las cuales la más sobresaliente es la forma en que dan a
luz y como se desarrollan sus crías; los Prototerios
que incluyen el orden Monotremata, son mamíferos muy antiguos que aun conservan
características reptilianas como la reproducción ovípara (son los únicos
mamíferos cuyas hembras ponen huevos) y la presencia de cloaca, en este grupo
encontramos al Ornitorrinco y al Equidna del continente australiano.
A
diferencia de los Prototerios, los Metaterios
y Euterios paren crías vivas; en los
primeros se engloba el orden Marsupialia, formado por mamíferos cuyas crías
tras el parto, permanecen sujetas a la madre para completar su desarrollo. Se
aferran a las glándulas mamarias dentro de una bolsa abdominal, llamada
marsupio, los animales más característicos de este grupo son los canguros, los
koalas y los demonios de Tasmania. En los Euterios se agrupan todos los
mamíferos placentarios, es decir aquellos en los que el desarrollo del feto se
lleva a cabo dentro del útero materno, entre los que encontramos los murciélagos, las ballenas y al ser humano entre muchos otros.
Otra
de las características que permite diferenciar los metaterios fósiles de los
euterios son la forma, número y disposición de sus dientes.
Los
metaterios ocuparon el hábitat ecológico correspondiente a pequeños herbívoros
y carnívoros de mediano y gran tamaño, uno de estos grupos de carnívoros
especializados fueron los Sparassodonta, metaterios exclusivos de América del Sur estrechamente
relacionados con los marsupiales.
Los Esparasodontes
Thylacosmilus atrox, uno de los
esparasodontes más grandes que habitó América del Sur, con sus característicos
colmillos en forma de sable de 15 cm de longitud.
|
Como
lo mencionábamos anteriormente, los esparasodontes fueron mamíferos metaterios que
se especializaron en una dieta carnívora
que agrupaba especies omnívoras, carroñeras, trituradoras de huesos y
depredadoras que alcanzaron diversos tamaños corporales, desde formas parecidas
a las Zarigüeyas de 1-2 kilogramo de peso, hasta el espectacular Thylacosmilus, del tamaño de un puma
actual y que desarrolló un par de largos caninos de 15 cm de longitud que le
daban un aspecto muy similar al famoso placentario Smilodon, conocido comúnmente como “tigre dientes de sable”, pero
que salvo esta similitud hay que remarcar que ambas especies no estaban
emparentadas, siendo este uno de los mejores ejemplos que podemos encontrar de
evolución convergente.
Los esparasodontes
se beneficiaron del aislamiento en el que vivió Suramérica durante gran parte
del Cenozoico, compartiendo el status de depredadores junto a otras especies como las aves del terror, los
gigantescos cocodrilos terrestres y serpientes gigantes.
El
registro fósil de los esparasodontes puede rastrearse desde el Paleoceno
temprano hasta el Plioceno medio, en un periodo que abarca cerca de 55 millones
de años, la mayor cantidad de fósiles de esparasodontes han sido hallados en
depósitos de la Argentina, aunque también han sido hallados en Brasil, Bolivia,
Chile y Colombia, lo que demuestra su amplia distribución geográfica. Dentro
del complejo Orden Sparassodonta se han llevado a cabo recientes revisiones
que reconocen seis familias: Mayulestidae, Hathliacynidae, Hondadelphidae, Proborhyaenidae,
Borhyaenidae (que incluyen las subfamilias Borhyaeninae y Prothylacyninae) y
Thylacosmilidae.
En nuestro
país se han descrito varias especies de esparasodontes, todos hasta ahora provenientes
del Mioceno medio de la Fauna de La Venta: Hondadelphys
fieldsi (Hondadelphidae), los Borhyaenoidea (Prothylacyninae), Dukecynus magnus y Lycopsis longirostrus, y el Thylacosmilidae
Anachlysictis gracilis además de
varios fragmentos indeterminados que posiblemente pertenezcan a las especies Arctodictis (Borhyaeninae), Cladosictis (Hathliacynidae) y Thylacosmilidae
indeterminado. Ahora, a este grupo se suma el recién descrito Lycopsis padillai, descubierto en las
rocas del Mioceno de la Guajira, lo que amplía el registro geográfico del
Género
El
Género Lycopsis
L. longirostrus expuesto en el Museo Americano de Historia Natural
en Nueva York
|
Lycopsis comprende
un grupo de mamíferos carnívoros de tamaño similar al de un perro que presenta
las características típicas de un animal de hábitos terrestres pero que gracias
al estudio de su anatomía se puede deducir que conservaba los mecanismos
suficientes para trepar a los árboles, habilidad que le permitiría huir del
ataque de otros depredadores o cazar un tipo de presa que le permitiera
competir con otros esparasodontes de mayor tamaño, sus características indican que no estaba
preparado para la velocidad, por lo que seguramente su estrategia de caza se
basaba en emboscar a presas de pequeño tamaño.
El
Género Lycopsis está integrado por 4
especies registradas desde el Mioceno inferior al Mioceno superior (Santacrucense
a Chasiquense); las ya mencionadas L.
longirostrus (de la que hablaremos más adelante) y L. padillai halladas en nuestro país y L.
torresi y L. viverensis procedentes
de la Argentina.
Lycopsis padillai, una
nueva especie en homenaje al Dr. Carlos Padilla
Este
nuevo esparasodonte de tamaño medio, fue descubierto en el segmento medio de la
Formación Castilletes, alta Guajira, cuyas rocas han sido datadas en 15,3
millones de años, lo que lo ubica en la edad Colloncurense, siendo más antiguo
que L. longirostrus.
Se
ha identificado gracias al hallazgo de un maxilar parcial izquierdo que incluye
los molares M1 al M4, el hueso cigomático y parte del hueso lacrimal. Se estima
que tenía una masa corporal de 22 kilogramos, lo que le da una talla muy
similar a la calculada para la especie tipo del Género, L. torresi , especie con la cual se considera estaba estrechamente
relacionada.
El
hallazgo de L. padillai en la
Guajira, no solo amplía la distribución geográfica del grupo, sino que
constituye el hallazgo situado más al norte para los esparasodontes en general,
un claro indicador del éxito que tuvieron los carnívoros metaterios durante el
cenozoico en América del Sur hasta su declive y total extinción hacia finales del
Plioceno.
Hasta
hace relativamente poco tiempo los investigadores pensaban que la extinción de
los esparasodontes estuvo determinada por la competencia a la que se vieron
sometidos cuando arribaron procedentes del norte, los grandes depredadores
placentarios durante el Gran Intercambio Americano causado por el levantamiento
del istmo de Panamá, pero estudios posteriores han demostrado que los esparasodontes
ya habían desaparecido cuando grupos de depredadores invasores como los
cánidos, mustélidos, úrsidos y felinos llegaron a Suramérica. El declive de los
esparasodontes parece deberse más a factores ambientales como cambios climáticos
y geológicos que a una competencia ecológica entre metaterios y euterios.
La
presencia de los depredadores euterios en América del Sur debe tomarse más como
un fenómeno de reemplazo oportunista ecológico, donde los carnívoros
placentarios ocuparon los ecosistemas que habían dejado vacantes los ya extintos
esparasodontes.
Comentario final:
Hasta
no hace mucho tiempo, los estudios relacionados con la Paleontología de nuestro
país eran realizados casi exclusivamente por científicos e instituciones
extranjeras, un tipo de colaboración que
nadie duda es necesaria para el enriquecimiento de los estudios realizados, pero
afortunadamente en la última década esta tendencia ha cambiado y gracias al camino
emprendido por muchos científicos colombianos en el pasado, a día de hoy podemos decir con
orgullo que todas las publicaciones donde se describen nuevas especies fósiles
en nuestro país cuentan con la participación de investigadores nacionales, ya
sea en la preparación y custodia de las piezas como es el caso de los técnicos
del C.I.P o como co-autores de los artículos científicos.
En este artículo en particular queremos felicitar
a la investigadora colombiana Catalina Suarez, Geóloga colombiana que
actualmente cursa su Doctorado en Paleontología en la Universidad Nacional de
La Plata, Argentina , por ser la autora principal de la publicación donde se describe el
nuevo esparasodonte Lycopsis padillai
y a quien agradecemos la gentileza que siempre ha tenido con este espacio.
Referencias:
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Forasiepi,
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implications, Zoological Journal of the Linnean Society, Vol 140, Issue 4 April
487-521
Wikipedia
Reproducción
de Thylacosmilus atrox sacada del
sitio DeviantArt (http://teratophoneus.deviantart.com/art/Thylacosmilus-atrox-405316839)
Todas
las imágenes y fotografías aquí publicadas son propiedad de sus respectivos
autores.
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