lunes, 28 de noviembre de 2011

Yacimiento de Los Patios, Norte de Santander. Primera Parte


En los siguientes post hablaremos de uno de los yacimientos paleontológicos y arqueológicos más importantes de nuestro país y quizás uno de los menos conocidos, se trata de los yacimientos de las veredas Agualinda y Los Vados ubicadas en jurisdicción del municipio Los Patios, al oriente del departamento de Norte de Santander.

Formaciones geológicas en la vereda Agualinda

La primera vez que escuche hablar sobre este yacimiento fue en el año 2007, en la publicación Argentina “Paleo”, boletín informativo de la web www.grupopaleo.com donde el señor Jorge Villamizar hacía un llamamiento sobre el peligro que corre este yacimiento debido a que, como en la mayoría de los casos se antepone el interés económico al cultural.
Esta zona es rica en canteras que se dedican a la extracción de arcilla y piedra, y que explotan la zona sin ningún control de explotación adecuado, y de nuevo el dilema ¿progreso y trabajo a costa de sacrificar nuestro patrimonio?, ¿donde están las entidades gubernamentales y las leyes que tienen que proteger los yacimientos? ¿Soluciones?  

Ammonite perfectamente conservado. Foto cortesía Jorge Villamizar


Los hallazgos de la zona comprenden una gran variedad de fósiles marinos del cretácico cuando la zona era un mar interior (gran variedad de ammonites), además de restos de peces, fragmentos de costillas sin identificar, y también se reporta el hallazgo de un reptil marino q esta aun sin excavar (?).
También hay hallazgos de Megafauna entre los que destacan placas óseas de Gliptodonte indeterminado, así como posibles restos de toxodontes, artiodáctilos, y los ya mencionados restos de mastodontes comentados en el post “Mastodontes en Colombia III Parte” donde se menciona el hallazgo de defensas, molares, costillas y vertebras; aunque quizás el hallazgo de mayor relevancia corresponde al Eremotherium (Pseudoeremotherium) cucutense, objeto de estudio en nuestro siguiente post.
Y aunque este Blog está dedicado exclusivamente a los hallazgos paleontológicos de nuestro país, no podemos pasar por alto que en esta misma zona han sido hallados restos de cerámica, puntas de lanza, hachas y gran cantidad de material lítico perteneciente a los primeros pobladores de la zona, lo que incrementa más -si cabe- el importante valor que tiene la zona.
Un solo yacimiento, dos museos y dos posturas enfrentadas
Hablar de los yacimientos de los Patios es hablar del señor Saddy Molina, y del profesor Gerardo Villamizar, dos hombres comprometidos en preservar el rico patrimonio arqueológico y paleontológico de la región, y que tienen un mismo objetivo, aunque dos posturas enfrentadas. Saddy Molina al frente del Museo de Agualinda y Gerardo Villamizar al frente del Museo Los Vados defienden - a su manera-  lo mismo, salvaguardar el patrimonio del municipio de Agualinda,
A continuación dos artículos publicados en la web www.contraluzcucuta.co donde los dos protagonistas de esta historia, nos cuentan la importante labor que desempeñan. Ojalá algún día se concilien ambas posturas y el municipio de los Patios pueda contar con un único Museo en donde se aloje la rica historia que alberga sus suelos.

El tesoro arqueológico escondido en Agua Linda

En un rincón de Los Patios se encuentra una riqueza arqueológica y paleontológica que permite conocer la vida de los toxodon (falso hipopótamo), gliptodonte (falso armadillo), megtherium (oso perezoso gigante) y parte de mastodonte americano; especies marinas ammonides, peces, conchas y erizos, y elementos primitivos.
El Museo de Agua Linda nació por iniciativa de Saddy Molina,  el 23 de enero de 1975. La idea  es implementar una cultura diferente entre los habitantes de Norte de Santander.
Los residentes del corregimiento Agua Linda, en Los Patios, utilizaban los huesos para jugar tiro al blanco. No tenían idea del patrimonio que se escondía bajo la tierra por donde antes pasaba el Lago de Maracaibo.
A este arqueólogo empírico le tomó tiempo y dedicación fundar el museo. La mayor parte de la vida la pasó tirado en el piso para escarbar en las piretas (yacimiento fosilífero), lugar sagrado donde perdió la diversidad de los colores en los ojos.
El Consejo Internacional de Museos (Icom) define a estos lugares como instituciones permanentes sin fines lucrativos, al servicio de la sociedad y del desarrollo, y abiertas el público. Deben efectuar investigaciones sobre testimonios del ser humano y del medio ambiente que adquieren, conservan, comunican y exhiben con propósitos de estudio y educación.
En Agua Linda se encontraron abundantes hachas, asadas, cuchillos en piedra, piedra de trabajo, fragmentos de recipientes de cerámica, carbón producto de fogones, una punta de proyectil de lidita (roca estratificada de alto contenido en sílice) y un meteorito metálico.
La colección del museo arqueológico de la Casa de la Cultura de Los Patios posee una sala paleontológica y dos arqueológicas, estas últimas conformadas por una colección de cerámica y otra de artefactos líticos. La primera, posee fósiles del cretácico (una de las tres partes en las que se divide la era Mesozoica. Abarca desde el final del periodo Jurásico, que comenzó hace unos 145,6 millones de años y finalizó hace unos 65 millones de años) y fósiles del pleistoceno (división de la escala temporal geológica, es una época que  abarca las últimas glaciaciones).
En la antigüedad existía el toxodon, un gran mamífero terrestre, herbívoro de aspecto similar al de los rinocerontes y los hipopótamos, pero sin parentescos cercanos. Se caracterizaba por tener el cuello corto, la cabeza grande y las patas cortas. Se extinguió hace unos 10.000 años. Llegó a pesar dos toneladas.

Posible mandíbula inferior de Eremotherium indet. (?)

El Megatherium era un oso perezoso terrestre, antepasado de los actuales perezosos. Habitó en Sudamérica desde comienzos del Plioceno hasta hace 8000 años. Los megaterios llegaban a medir seis metros de altura cuando se alzaban sobre las patas traseras. La cabeza era relativamente pequeña. Las patas traseras algo más largas y robustas que las delanteras y tenían grandes garras que utilizaban para escarbar en busca de raíces y tubérculos, y para defenderse. Al contrario que los actuales perezosos, tenían colas largas y gruesas que alcanzaban los 50 centímetros de diámetro en la base. Las fuertes mandíbulas constaban de 16 molares (8 en cada maxilar) carentes de esmalte.
El gliptodonte  es un armadillo gigante. Llegó a pesar dos toneladas. La mitad más distal de la cola estaba compuesta por un estuche de hueso sólido llamado ‘tubo caudal’. En la extremidad del estuche se pueden ver depresiones que se corresponderían con inserciones para grandes púas corneas a manera de cuernos como el que tiene el rinoceronte. Se conocen varios huesos y placas que formaban el caparazón de este gran animal.
Lamentablemente, no ha existido control sobre la procedencia de estos materiales, que resultan descontextualizados y se mezclan sin que se tenga la posibilidad de distinguir los periodos históricos que reflejan.
El museo fue remodelado con la ayuda de un allegado de Saddy Molina. Cambió la fachada y pintaron las paredes para darle un toque diferente al inmueble. La casa está en mal estado, a pesar de los arreglos. La entrada a la galería cultural es gratuita para estudiantes de colegios e instituciones educativas. Se mantiene con la recolección voluntaria de los alumnos.
El objetivo es que este esfuerzo no quede en manos de inescrupulosos que se quieran favorecer económicamente al vender las piezas, que aunque no son de su propiedad tiene el deber de protegerlas.
Por falta de interés de los organismos gubernamentales, que prefieren invertir en otras actividades y no en la cultura, el paso de los días deteriora el museo. El fundador busca ayuda económica para darle valor y lo único que recibe son promesas no cumplidas que quedan en el olvido como los restos de los animales.
“El museo es lo más autóctono de este lugar. Nos identificamos con el corregimiento Agua Linda”, dijo Carlos Enrique Gómez, y mostró descontento por lo que pasa con las riquezas históricas que no solo contribuyen a un pequeño lugar sino al mundo.
Saddy Molina revive la historia. Contó con pasión la vida y la evolución de algunos animales antepasados. Nunca imaginó que pudiera relatar una historia de las viejas piedras de Agua Linda. Al principio, tuvo problemas con los habitantes, porque creían que no tenía buenas intenciones. Lo que empezó como una curiosidad terminó con la gran aventura de regresar en el tiempo.

“Todo lo que brilla no es oro”  y la sociedad no lo sabe. Aquí, se pierde la oportunidad de darle valor instructivo y la preferencia de la inversión la  tienen proyectos sin sentido. Olvidan la dedicación y el esfuerzo que han costado tiempo y dinero a Saddy Molina al regalar un poco del pasado.
El Secretario de Cultura de Los Patios, Gerson Jesús Ruiz Pérez, expresó que se logró la primera etapa de recuperación que se encontraba en ruinas. En la segunda se busca rescatar la parte eléctrica, algunos espacios y muros, el patio principal y la dotación de muebles para empezar a hacer exposiciones y trasladar el museo arqueológico de Agua Linda a  la Casa de Cultura Arnulfo Briceño.
“Queremos recuperar la historia cultural en nuestro municipio, por intermedio de la casona, adquirida en administraciones anteriores y que estaba en deterioro completo. Se ha podido recuperar con los proyectos de recursos IVA”, dijo el Secretario.
La Alcaldía le propuso al museólogo pasar los restos a Los Patios y que le darían la oportunidad de dirigirlo por unos años. Se opuso al ofrecimiento, porque no le garantizaron la jubilación para lo que le queda de vida. No está dispuesto a dejar que los años pasen en vano. Solo espera que le solucionen los problemas para descansar tranquilo y terminar la labor en la que está empeñado hace tiempo.
Referencia Web

Liliana Carolina Gallardo y Cindy Katherine Galvis. El tesoro arqueológico escondido en Agua Linda. 12 de mayo de 2013. (www.contraluzcucuta.co ) [Última consulta 01.06.2014]

Museo Los Vados. Referente cultural de Norte de Santander



‘El Señor del Burro’, un hombre que recogía pasto y vendía huesos, murió sin que alcanzara a ser notificado de que había descubierto al animal más antiguo que vivió en esta parte del planeta y que luego dieron en llamar Colombia. Era un prionodonte (armadillo gigante). Se desarrolló hace dos millones de años aquí y se extinguió hace 10.000 años.
Si hubiera conocido la historia, a lo mejor, habría cobrado más caro el kilo de huesos y no lo hubiera dado a tan bajo precio en las compraventas, donde también ignoraban la procedencia de la mercancía sacada de una de las cuevas formadas por la naturaleza en la montaña, luego bautizada Cordillera Oriental.
El hombre subía y bajaba a diario con el jumento en busca de más huesos. No quería revelar el sitio de dónde extraía el tesoro de escaso valor y que solo servía para llevar el sustento a casa. No sabía que poco a poco desarmaba ese animal prehistórico que paseó su enorme cuerpo por los valles que en el siglo XIX compraría el dictador venezolano Juan Vicente Gómez y que mucho tiempo después tendría por nombre Los Vados.
Cuando quedaban solo astillas de hueso en la cueva, ‘El Señor del Burro’ decidió revelar el secreto que mantuvo por largos meses.  El biólogo y químico de la Universidad Francisco de Paula Santander, Gerardo Villamizar Carrillo, tras la insistencia por conocer el lugar, llegó hasta el sótano natural de la montaña y recogió las muestras para analizarlas y dar con la verdad.

Placas óseas de Gliptodonte indet.  Foto cortesía Jorge Villamizar

Para un paleontólogo identificar una especie debe tener un hueso completo. El trabajo siguiente se llevó a cabo a partir de un escudete hallado en el sitio. “Fue como haber encontrado la tarjeta de identidad o la cédula de ciudadanía de ese animal. Era imposible identificarlo porque no tenía huesos completos, sino solo fragmentos”, recordó Villamizar Carrillo.
El hombre enfermó y murió sin saber que el avechucho del que hablaba y que vendió por kilos se trataba de un armadillo gigante, con caparazón de hueso, del que quedan dos placas en buen estado, y una tercera erosionada por el sol, el agua, la noche, la temperatura y el ambiente.
Para analizar la historia debe conocerse la topografía donde se desarrollan los hechos. Los Vados de hoy era una zona de transición de los pisos térmicos cálido y templado. Aquí, la cordillera toma el norte y en esta parte se desprende hacia Venezuela. Era paso obligado al mar desde los llanos. En la hacienda se formó un corredor que permitió que proliferara la permanencia de humanos y animales en diferente periodos.
 El Museo de Los Vados surgió como un pasatiempo. Los amigos de Gerardo Villamizar lo advirtieron sobre algunas notas aparecidas en la prensa local y que daban cuenta de la presencia de dinosaurios en la zona. Ninguno de los que hablaban del hallazgo sabía dónde estaban esas partes de animal. Comenzó la tarea investigativa.
“Nos vinimos a ver qué era lo que se había encontrado. Correspondía a unos colmillos de mastodonte”, dijo el biólogo dedicado al cuidado de la riqueza cultural descubierta. En varios estantes y mesas conserva las evidencias de fósiles y del hombre primitivo, que muestra con orgullo a los escasos visitantes.
El antropólogo Gonzalo Correal participó en el hallazgo, en 1993. Este científico tiene el dato del hombre colombiano más antiguo, calculado en 12.000 años. Ha tenido varios aciertos en las investigaciones sobre la humanidad.
“Después, nos dedicamos a coleccionar elementos. En algunas minas no se conservan los fósiles por las  condiciones del suelo. En otras, son abundantes. La densidad de fósiles no es alta, pasan horas sin encontrarse huellas de animalitos”, dijo Gerardo Villamizar.
En la mina caliza encontraron ammonites, molusco fósil de la clase de los cefalópodos, con concha externa en espiral, abundante en la Era Secundaria. El 90 por ciento de los fósiles tiene forma de caracol, pero el cuerpo es de pulpo o calamar, con tentáculos.

Para armar el museo hicieron escuela. Empezaron por lo elemental que se encuentra en la zona. Escucharon historias y consultaron a los viejos acerca de esos relatos En el área hay muchos sitios que pueden explotarse turísticamente, pero primero hay que explotarlos científicamente. Para lograrlo en los dos aspectos, el biólogo presentó un proyecto integral, que incluya lo cultural, lo ambiental y lo social.
El Museo requiere de algunos recursos para sostenerse. En un largo periodo estuvo en la Casa de la Cultura de Los Patios. Después, regresó a la casa del investigador. La exposición está en la parte frontal de la vivienda. Desde la calle pueden verse los objetos, así no se reconozcan. Más de cerca se leen los nombres de cada parte.
“No hemos recibido ayuda oficial, sino la colaboración que dan los estudiantes que visitan el lugar”. Es la queja de Gerardo Villamizar.
 Para llegar al Museo la referencia exacta es el corregimiento. Decir Los Vados es ubicarse en Los Patios. A la izquierda hay una especie de estoraques, al frente la réplica de la capilla católica, a la derecha el parque principal y al fondo la casona que sirve como sede a la Casa de la Cultura.
El pueblo no es grande, por lo que con dificultad cualquiera puede perderse en busca del Museo. La esposa de Villamizar también es bióloga y química. Prefiere continuar dentro de la casa, dedicada a los quehaceres cotidianos, que entremeterse en la conversación sobre la muestra histórica que con gusto recorre Gerardo.
Un hueso largo llama la atención. Corresponde al megaterio  (mamífero del orden de los Desdentados, fósil, de unos seis metros de longitud y dos de altura, con huesos más robustos que los del elefante, cabeza relativamente pequeña, sin dientes ni colmillos y con solo cuatro muelas en cada lado de las mandíbulas, cuerpo muy grueso, patas cortas, pies grandísimos, con dedos armados de uñas fuertes y corvas, y cola de medio metro de diámetro en su arranque. Vivía en América del Sur al comienzo del período cuaternario, y su régimen alimenticio era herbívoro, como demuestra su dentición).
Al lado, fósiles de peces. Figuras de animales incrustadas en piedras, conservadas por la tierra. En uno de los paseos por la finca encontraron una de estas piezas. “Fue una gran suerte”. Después, encontraron otras y otras hasta completar la colección.
“Las piezas del Museo no tienen precio. Para evitar la comercialización y el robo, los elementos museísticos  se han registrado (peso, tamaño, color y otras características) ante el Instituto Colombiano de Antropología e Historia, entidad que controla y vigila el patrimonio nacional. El ICANH expide a quienes registramos las piezas, un documento de tenencia. En  este caso, soy el tenedor”, explicó el biólogo.
La prensa local, en su momento, informó de la aparición de restos de dinosaurio  en Los Vados. El Museo guarda fragmentos de esa criatura. El estudio arrojó como resultado, que eran parte de los colmillos de un mastodonte (mamífero fósil, parecido al elefante, con dos dientes incisivos en cada mandíbula, que llegan a tener más de un metro de longitud, y molares en los que sobresalen puntas redondeadas a manera de mamas. Se encuentran sus restos en los terrenos terciarios).

“Me los regaló un hermano del colegio La Salle. Con esos se podría datar, pero los antropólogos querían algo más grandecito”. Aquí termina lo correspondiente a la paleontología.
Para aprender sobre la materia Gerardo Villamizar aprovecha la visita de especialistas. “Me gusta pagármeles”, porque cada recorrido, cada hallazgo, le dejan enseñanzas valiosas para cumplir con el papel de orientador en el Museo. Las palabras de los expertos las complementa con el repaso de libros, textos y artículos acerca de este asunto que lo embebe.
Comienza la sección arqueológica. Están los cortadores, formados de piedra negra con características “muy curiosas”. Cuando parte, lo hace en láminas con filos cortantes. Los campesinos la llaman ‘piedra de rayo’ y la identifican con facilidad.
Entre las piezas elaboradas por el hombre aparecen raspadores, martillos, asadas, morteros, yunques y hachas, utilizadas para la labranza, el trabajo doméstico y la caza. Para ambientar el mango de estas herramientas, Gerardo Villamizar acondicionó un trozo de madera y ató la pieza. Así se hace entender de los visitantes. “Entre los mismos antropólogos, que uno piensa que los van a identificar,  hay discordia en cuanto a cómo adaptaban las piedras al palo”.
En otro estante están las vasijas de barro. Los trozos hallados sirven para reconstruir el recipiente, determinar el diámetro de la boca y del cuerpo, e imaginar el objeto en su plenitud. Para conocer el ancho se aplican fórmulas establecidas a los bordes y salen las medidas.
Las decoraciones llaman la atención. La típica de la zona son puntos hechos con punzones en los bordes y las orejas. “Hay una combinación de diferentes épocas”.
A pesar de la cantidad de piezas y del valor histórico, la consentida es la ‘punta de flecha’. La descripción así lo demuestra. “Es una obra de arte. La manera en la que fue tallada, con cuidado y estética, no lo puede hacer cualquier persona. No son comunes. Son escasas aquí en Colombia. En la región se han encontrado dos, una que un campesino le vendió a Gonzalo Correal y la otra la encontré yo”.
El trabajo para organizar el Museo comprende la recolección, la clasificación y el estudio de las piezas exhibidas. Años atrás, Villamizar Carrillo emprendió una campaña de concienciación para no excavar por excavar. Mucha gente halló partes valiosas y se las llevó con el pensamiento que tenía valor económico. Otros, las tomaron como recuerdo. “Algunas personas me hicieron seguimiento y como ando con maletín pensaron que bajaba (a Cúcuta) a vender las piezas. Todo esto lo he encontrado junto con mi familia”.
El sueño de Gerardo es tener sede propia para el Museo. Seguido, darle vida al proyecto experimental Ecoparque Los Vados. De paso, conservar los objetos, el ambiente, la zona y el suelo. El objetivo, desarrollar sosteniblemente una región ecológica sensible y rica en biodiversidad, recursos hídricos y evidencias arqueológicas.
Los Patios es un municipio de Norte de Santander favorecido por la historia y la naturaleza. Esta condición ha permitido la formación de dos museos encausados en idéntica dirección. Al de Los Vados se suma el Museo de Agualinda.
El Museo Los Vados posee elementos paleontológicos y arqueológicos. Dada la cantidad y la limitación de espacio, no  todos están expuestos. “En otras palabras, poseo una colección completa en los dos aspectos. El Museo de Agualinda, sin desmeritar su importancia, no aporta nada nuevo a la colección del Museo Los Vados”.
En el pasado reciente Saddy Molina, de Agualinda, y Gerardo Villamizar, de Los Vados, eran amigos y trabajaron juntos por la misma causa, la preservación de la historia. En el camino surgieron discrepancias conceptuales y procedimentales para el manejo y la promoción del patrimonio cultural.
Hoy, esas adversidades obstaculizan cualquier iniciativa de unificación. Cada cual sigue su camino sin mirarse el uno al otro. “Lo importante es la calidad de las piezas. El número no. Qué se saca con tener gran volumen si lo que se reconoce es poco. No sé qué tanto nos enriquecería la fusión de los dos museos”.
El sinnúmero de piezas guardadas con cuidado y expuestas con orgullo a estudiantes y visitantes, algún día tendrán como heredero natural al municipio, que podrá disponer de su ubicación. Seguro, terminarán en algún estante de la Casa de la Cultura junto a las que aportará Saddy Molina. Así, ‘El Señor del Burro’ verá que no solo su avechucho, sino muchas otras reliquias servirán para entender de dónde viene la ‘agobiada humanidad’..
Referencia Web

Rafael Antonio Pabón. Museo Los Vados. Referente cultural de Norte de Santander. 06 de enero de 2014. (www.contraluzcucuta.co ) [Última consulta 01.06.2014]

Nota final:
Quiero resaltar que la zona arqueológica de Agualinda fue  declarada sitio de interés cultural por el departamento de Norte de Santander mediante el decreto No. 001144 del 31 de diciembre de 2003.
A continuación algunos videos del señor Saddy Molina hablando sobre el yacimiento de Los Patios;
 


Referencia: Museo Paleontológico de Los Patios, Norte de Santander. Cens Grupoepm 12.06.2012 (https://www.youtube.com/watch?v=YhEeZ2IT_NE) [Última consulta 02.06.2014]




Referencia: Agualinda. Harman Alvarez 17.03.2007 (https://www.youtube.com/watch?v=58jAKMEODsw ) [Última consulta 28.11.2012]


Referencias Web




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7 comentarios:

  1. Muy interesantes estos hallazgos, no tenía ni idea de ese yacimiento, y es bueno saber que algunas personas han estado protegiendo y estudiando el sitio, pero de verdad se necesita un estudio a fondo. Quedo a la espera de su post sobre el perezoso gigante.

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  2. Muchas gracias compañero fher, hacia rato esperaba información acerca de este yacimiento. Saludos y gracias por esta labor que haces.

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  3. muy buen reporte este sobre el yacimiento de fosiles de los patios

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    1. Gracias por los comentarios, es importante dar a conocer los nuevos yacimientos que tenemos en nuestro país para fomentar su estudio y conservación.
      Saludos.

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  4. Gracias por este importante reporte, que pocos nortesantandereanos conocemos

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    1. De nada, es importante que se de a conocer el gran patriminio que tenemos en cada una de las regiones de Colombia, saludos.

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  5. Resulta hoy interesante saber todo nuestro pasado paleontológico, en especial que que el mastodonte existió casi en todo nuestro pais, tanto en Risaralda (Quinchia), como en Norte de Santander (region patiense y alrededores) y quiza en Cundinamarca ( Anolaima y quiza la región de Guaduas-Guaduero).

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